Entre los muchos efectos que está dejando el coronavirus en el paisaje económico, social y, cómo no, sanitario, hay uno que es bien evidente: la reducción del tráfico. La activación del estado de alarma, que ha traído consigo el confinamiento masivo de los vigueses y el consiguiente parón generalizado de la actividad empresarial, ha dejado postales de lo más parecido a un páramo para el tráfico. Avenidas otrora embotelladas en horas punta, autopistas en pleno auge y autobuses concurridos son ahora todo lo contrario. Y lo que se ve en la calle lo destilan los datos. Las arterias de la ciudad, tanto urbanas como accesos, han perdido un 45% del tráfico si se traza la comparación entre el lunes 2 de marzo -cuando el coronavirus no se había desbocado aún- y el pasado lunes 16 -con los vigueses recluidos en sus casas, pero sin efectos visibles del apagado de PSA-.

El desplome de la circulación es evidente en alguna de las espinas dorsales de la urbe, como en Pi y Margall (-60%), García Barbón en sentido Isaac Peral (-58%) o en Avenida Castelao (-56%). Pero también las espiras monitorizadas por el Concello registran importantes caídas en Gran Vía desde Hispanidad hasta Plaza España (-50%), desde Travesía de Vigo a Vía Norte (-51%) o en Martínez Garrido hacia la estación de autobuses (-46%). La tónica la rompe el tráfico la avenida Clara Campoamor hacia el Álvaro Cunqueiro -el nudo de la atención hospitalaria del área-, al perder un 37%.

Las conexiones con el hospital son las que precisamente ha querido reforzar el Ayuntamiento, con nuevas frecuencias en las líneas h1 y h2. Sin embargo, Vitrasa, la concesionaria, también es víctima de las restricciones a la movilidad impuestas por la alarma y de hecho, ante la tesitura de muchos autobuses vacíos cubriendo sus rutas, las líneas circulan con frecuencias de domingo. Ayer solo pudo conservar un 12% de la demanda, o lo que es lo mismo, se ha constatado la pérdida de un 88% de sus usuarios habituales. En días laborales pierde en torno a 66.000 usuarios, según sus cifras.

Coronavirus en Vigo | La cuarentena saca a los vigueses a los balcones

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En la AP-9, gran inyectora de tráfico y principal nexo de unión de Vigo con el resto de la fachada atlántica, más de lo mismo. Según fuentes de la concesionaria, la autopista registró el pasado domingo, un día de descanso, una intensidad media diaria (IMD) de 3.743 vehículos, cuando la media del año alcanzaba los 18.374. Ese hundimiento, del 79%, es similar si se compara con el mismo día del año pasado: en su caso, un 73% menos. Con los datos del Concello, entre principio de mes y tras la alarma, las entradas a la autopista padecieron similar descenso. En Alfonso XIII (-52%), García Barbón (-53,2%) o en Buenos Aires (-42%)

En la autopista se mantienen abiertas las áreas de servicio para transportistas, con las gasolineras operativas 24 horas, y el 50% del personal de Audasa, incluyendo el personal de las cabinas de peajes, ha sido enviado a sus casas. La AG-57 que conecta Puxeiros con Baiona, igualmente gestionada por la empresa del grupo Itínere, el domingo apenas dio servicio a una media de 1.310 coches, un 73% menos teniendo en cuenta los 6.556 de media del presente año.

En la A-55, a la altura de Bembrive, los medidores de DGT reflejaron ayer una pérdida de tráfico en horas punta de en torno al 50% respecto al pasado miércoles, cuando todavía no se habían adoptado medidas de excepción. En los datos del Concello, el tráfico se desploma en la avenida de Madrid al menos un 40%. Otros accesos clave que sufrieron caídas en tráfico de entrada fueron la avenida del aeropuerto dirección Aragón (-53%), la avenida de Europa (-61%) o Ramón Nieto (-47%). Tanto en accesos como salidas, la pérdida de tráfico ronda la citada media del 45%.