Relaciones laborales dictó su línea de salida profesional y finalmente la jurisdicción social se convirtió en su sello. "El derecho, ejercer la abogacía fue lo que más me gustó en la vida. Lo tuve claro cuando empecé a trabajar, descubrí que había acertado por completo", asevera María de los Ángeles Seoane, letrada ya jubilada.

Esta especialización laboralista le obligó a estar "al día" y pendiente de cualquier cambio que se produjera tanto a nivel judicial como social. "Se trata de una profesión en la que tienes que estar absolutamente al día, pendiente de cualquier cambio o resquicio legal, cuando empecé estaba siendo al tanto de la Ley de Presupuestos Generales", destaca la jurista.

De entre los consejos que les daría los futuros colegiados y a todos aquellos que estén terminando sus estudios de derecho, el amor por la profesión debe ser "fundamental". "Lo primero de todo es que les guste, tienen la oportunidad de dedicarse a la profesión más maravillosa del mundo", apremia emocionada. Relata también la importancia de tener "ganas" y "empatía" hacia el cliente, ya que "de cualquiera se puede aprender, desde el mejor formado hasta el más delincuente. Ellos son los que nos van a dar la pista del caso", puntualiza Seoane.

Al igual que buena parte de sus compañeros, sostiene que la llegada de la digitalización a la justicia es un acierto, rememorando sus inicios. "Recuerdo siempre cargada con los libros para aquí y para allá, ante a la mínima tenías que consultar en los libros y ahora formulas directamente la consulta en internet. Considero que es mucho más fácil ejercer ahora", considera Seoane.