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Benditos peludos

Decenas de animales reciben su consagración en la iglesia de La Soledad el día de su patrón, San Antón

Mascotas junto a sus dueños, ayer, antes de su bendición en el atrio de la iglesia de O Castro. // José Lores

Decenas de mascotas viguesas acudieron ayer a la iglesia de La Soledad para recibir la consagración en el día de San Antón. El santo, patrón de los ganaderos y de los veterinarios, es conocido por el amor que les profesaba a los animales. Cuentan los escritos que curó de ceguera a varios jabatos que iban acompañados de su madre. Tras obrar el milagro, los cerdos salvajes no se separaron de San Antón el resto de sus vidas para protegerlo.

El templo neoclásico de O Castro es el único de la ciudad que mantiene este rito. Siguiendo el legado del santo, cada año, desde hace una década, el párroco, Monseñor Alberto Cuevas, bendice a las mascotas de Vigo en el atrio de La Soledad. "Ellos tienen el mismo ADN de hijos de Dios que tenemos nosotros", comentó el padre Cuevas en su discurso tras leer un pasaje del Génesis en el que se reafirma esa idea.

Los animales esperaban el agua bendita jugando, correteando y socializando con el resto de asistentes. "Es un buen evento para que las mascotas socialicen, mi hurona no suele salir mucho a la calle, pero estuvo tranquila al ver al resto de especies y eso es bueno", expresó Nacho con su hurona Bimba en brazos. "A mí me da rabia que nuestro perro se haya vuelto rosmón con los años porque antes era muy sociable, pero al entrar ya les ladró a dos perros", lamentó Manolo acompañado de su mujer Otilia y de perro Sur. Algún ladrido se hizo notar a pesar de la veteranía de muchos en el evento. "Llevo cinco años viniendo porque es un día, al menos, en el que se acuerdan de los perros", aseguró Marta acompañada de su perro Pancho.

La alegría de las mascotas se trasladaba a sus dueños y juntos acudieron al atrio de O Castro para celebrar el amor a sus "seres queridos" y el sentimiento mutuo de que permanezcan muchos años a su lado. "Si son unos miembros más de la familia nos parece muy bien que puedan recibir la bendición porque pedimos salud para ellos también y queremos que duren mucho tiempo con nosotros", desearon Roberto y María Dolores, dueños de Rosita, Zarina y Pitusiño, tres gatos que suelen acudir por San Antón a La Soledad. "Yo soy de la idea de que cuánto más conozco a las personas, más quiero a mi perro", reflexionó Manolo.

Con fe o no, las decenas de personas que acudieron con sus amigos peludos se sentían satisfechas por velar por la salud de estos. "Yo no suelo venir mucho a la parroquia, pero este día me gusta porque es por una buena causa", confesó alegre Manolo.

El párroco destacó las vivencias de San Antón y su periplo por el desierto al que se retiró para "vivir tranquilo" y en "soledad" con la naturaleza. "La devoción es al santo que está en el cielo y las mascotas que vienen con él", aclaró Cuevas. Desde lo alto de la escalinata del templo, Alberto Cuevas reincidió en el amor que hay que profesarle a los animales y a cada acción que se realiza en la vida. "Hazlo con amor porque igual es lo último que haces", declaró ante los fieles.

Una vez acabado el sermón desde las escaleras, el párroco arrojó agua bendita sobre todas las mascotas y sobre sus dueños para asegurar la salud de ambos. Una vez consagrados los animales allí presentes, Alberto Cuevas recibió uno por uno a todos. En fila, perros, gatos, hurones o hámsteres saludaron al sacerdote y fueron los protagonistas de numerosas instantáneas.

Ya bendecidos, los asistentes se despedían alegres mientras sus mascotas jugaban con sus nuevos amigos mientras anochecía en O Castro. El templo neoclásico de La Soledad despedía uno de sus actos más multitudinarios con la esperanza de volver a abrir sus puertas a las mascotas viguesas el próximo 17 de enero, día de su patrón.

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