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Una cochera de vidrio preservará el tranvía de Coia de actos vandálicos

La cubierta evocará los viejos garajes de Plaza América, con imágenes históricas alrededor

Recreación virtual de la futura cochera de vidrio para el tranvía de Coia. // FdV

El tranvía instalado en la praza do Emigrante de Coia, en plena avenida Castelao, se ha convertido en un foco de atracción de miradas y fotografías. Sus rodamientos y su silueta herrumbrosa evocan el Vigo de otro tiempo, cuando un vecino podía tomar asiento en uno de sus bancos de madera y viajar a Baiona a "tres perras" el billete, pero los recuerdos y la nostalgia que despierta han tenido que convivir con otros sucesos más agridulces, como el grafiti que emborronó uno de sus laterales el pasado mes de mayo. Por eso es que, para ponerlo a salvo de cualquier nuevos actos vandálicos, protegerlo de las inclemencias meteorológicas, pero también para realzar su presencia en la avenida, el Concello ha proyectado una cubierta de vidrio que simulará una de las antiguas cocheras de Plaza América, donde antaño se guardaban.

El convoy, un modelo de la serie 700 fabricado en 1935 que recaló en Vigo hace año y medio desde la colección de un particular en Zaragoza, pasará a situarse bajo una envolvente de cristal, un material que facilitará al mismo tiempo la observación de todos sus detalles desde el exterior. En el frente, se reservará un espacio circular para instalar un reloj de corte clásico, similar a los que en el pasado marcaban las frecuencias de paso.

Los paneles de vidrio se apoyarán en una estructura metálica, adornada con despieces al estilo de los palacios de cristal del siglo XIX y comienzos de siglo XX. La cubierta de dos aguas no eclipsará el viejo pantógrafo con el que el tranvía se conectaba a la red eléctrica, y los cables se desplegarán por completo. Alrededor, sobre cierre, de un metro y medio de altura, se adosarán vinilos con escenas históricas: han pasado más de medio siglo desde que el tranvía vigués (Tranvías Eléctricos de Vigo S. A., era la firma que lo explotaba) hiciera su último viaje, en 1968.

El pasado mes de mayo decenas de vigueses se aproximaron hasta el antiguo convoy para visitarlo por dentro. No sin cierta polémica sobre la similitud del modelo con el que realmente se empleó en la ciudad, las jornadas de puertas abiertas fueron un éxito. Ahora, como continuación, la intervención en el tranvía habilitará una puerta para visitas regulares.

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