Los ciberdelitos no cesan. Tanto la Policía Nacional como la Guardia Civil de Vigo coincidieron este año, en los días de sus respectivos patrones, en destacar la ya innumerable variedad de infracciones que se cometen al amparo de las nuevas tecnologías como una de las modalidades delictivas que más preocupan. Las víctimas pueden ser tanto adultos como menores de edad. Y en el caso de los niños y los adolescentes, redes sociales y aplicaciones de mensajería como WhatsApp son uno de los conductos a través del cual pueden llegar a sufrir acoso por parte de desconocidos o actos de humillación de manos de sus propios compañeros. Un ejemplo de este fenómeno al alza es un caso que en la actualidad están investigando agentes de la comisaría viguesa y que se centra en el acceso ilegítimo a la cuenta de Instagram de una estudiante de un instituto de la ciudad. Los investigadores tratan de averiguar quién entró en su perfil, borró el contenido que tenía y publicó fotografías de carácter pornográfico y comentarios de tono sexual.
Los hechos se remontan ya a la primavera de 2018. Las víctimas, en realidad, son dos adolescentes entonces de unos 17 años. A una de ellas le robaron el teléfono móvil y, a través de este aparato sustraído, accedieron al perfil de Instragram de la otra chica, "hackeándolo" e introduciendo archivos y textos de carácter sexual. La Policía Nacional inició una investigación para tratar de esclarecer los dos delitos: la sustracción del móvil y el cometido contra la intimidad de la joven a la que le entraron ilícitamente en su página de la conocida red social.
Este tipo de investigaciones suelen ser bastantes complejas y alargarse en el tiempo por los datos que hay que requerir y las pesquisas técnicas necesarias. Es lo que ocurrió en este caso. Una de las claves es rastrear la dirección IP del aparato para averiguar donde hubo conexiones. Y en esta investigación, según fuentes próximas al caso, se pudo acabar detectando recientemente una conexión con la red wifi de un domicilio vigués. Los agentes se pusieron en contacto con los propietarios de la vivienda y averiguaron que tienen un hijo que había estudiado en el mismo instituto donde, al tiempo de los hechos, estaban las chicas.
El joven fue citado a declarar en comisaría, interrogatorio que se produjo hace unos días, si bien aseguró ante los agentes que no tuvo nada que ver ni con la sustracción del teléfono ni con el acceso ilegítimo al perfil modificado con contenidos sexuales. Tras manifestar que estaba en un turno de estudio distinto al de las víctimas de estos delitos, sí señaló que en la época en la que sucedió todo salía con una chica y que recuerda haberla visto con un móvil de la misma marca y color -blanco- que el robado. Ella, concretó, le contó entonces que tenía ese aparato ya que lo había intercambiado con una amiga. También agregó que su exnovia por aquel entonces le pidió la contraseña de la wifi de su casa.
Charlas educativas
Charlas educativasLos agentes continúan ahora con la investigación para tratar de llegar al fondo de este asunto. Precisamente, conductas como ésta son las que llevan tanto a la Policía Nacional como a la Guardia Civil a realizar cada vez más charlas en colegios. Estas conferencias están dirigidas tanto a los estudiantes como a los padres.
