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Con la bolsa (de ostomía) a cuestas

El Cunqueiro visibiliza la valentía de los pacientes ostomizados con una exposición que radiografía 14 historias de superación

Pacientes ostomizados posan junto a médicos // José Lores

Cuando hace tres años a la viguesa -aunque nacida en Dozón y criada en Arbo- Araceli Fernández le comunicaron que debía de llevar de por vida una bolsa de ostomía pegada a su abdomen se le "cayó el mundo". "Me hubiera gustado que alguien me tranquilizase, para mí esto era completamente desconocido", recordaba ayer esta mujer a punto de cumplir los 80 años. De su experiencia nació su vocación de ayudar a que el resto de pacientes que deben afrontar una ostomía no entren al quirófano desinformados o atemorizados. "No quiero que a nadie más le pase lo que a mi; yo ahora cojo, hablo con ellos, les enseño mi bolsa enseguida", bromea Araceli Fernández. quien reconoce que hasta le tiene cariño. "Hago vida normal, voy a la playa, voy de excursión... la gente no me lo nota. Hasta le tengo cariño", explica.

Una bolsa en el abdomen de por vida, una dura realidad plasmada en estas fotografías

Una bolsa en el abdomen de por vida, una dura realidad plasmada en estas fotografías

Vídeo: Marta Clavero

Como ella, son cerca de 2.000 las personas ostomizadas en el área sanitaria de Vigo. Como homenaje a su valentía y superación, el Álvaro Cunqueiro acoge una exposición itinerante que tiene como objetivo visibilizar y humaniza la atención sanitaria en ostomía. Se trata de un total de 14 paneles fotográficos que radiografían sendas historias. Una de ellas es la protagonizada por Fernández y su enfermera, María José Fabeiro. "La exposición también es una herramienta terapéutica para aquellos pacientes que están en la misma solución; portar una ostomía no debe suponer ninguna limitación en los quehaceres cotidianos", revela la profesional.

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Aunque los casos más conocidos de las ostomías estén relacionados con el cáncer de colon y recto, no son los únicos. "A veces se colocan a raíz de un accidente o una inflamación, no tiene porqué estar relacionado con el cáncer", confirma Fabeiro. Durante el año pasado, el Cunqueiro intervino a 200 personas para implantarles una ostomía. Pueden ser del intestino delgado (ileostomía), del grueso (colostomía) o bien urológicas (urostomía). Lo que se hace en el caso de las intestinales es crear una salida artificial para vaciar el contenido fecal en una bolsa; mientras que en la urológica, se aprovecha un segmento de intestino para canalizar los uréteres y vaciar, así, la orina en una bolsa. Esta, tal y como explicó Fabeiro, no tiene porqué ser permanente, ya que en muchas ocasiones se coloca de forma temporal, al igual que tampoco hay un tiempo estándar de cambio de la bolsa. "Cada persona es un mundo, porque no hay dos actividades intestinales iguales", asegura.

Para facilitar este proceso, tanto el Cunqueiro como el Meixoeiro cuentan con sendos baños adaptados y orientados al cambio de bolsa, con espacios de soporte y también espejos más bajos. "Queremos seguir avanzando en que los pacientes ostomizados tengan más ayudas", explica el gerente del Chuvi, Julio Garcísa Comesaña.

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