Comenzó en 2005 con una misión: devolver el esplendor al casco histórico. Un propósito que englobaba en realidad muchos otros, como una matrioska. Para recuperar el brillo de las calles más señeras de Vigo, primero de todo era necesario fomentar y facilitar la rehabilitación de sus inmuebles, para luego acoger el retorno de las familias y un ansiado espaldarazo a la actividad económica y comercial del área. Catorce años después, el Consorcio del Casco Vello puede echar la vista atrás y hacer repaso de resultados. El órgano -integrado al 90% por el Instituto Galego de Vivenda e Solo (IGVS), dependiente de la Xunta, y al 10% por el Concello- ya ha remozado un total de 60 inmuebles en el área, el 76% de los edificios incorporados a su cartera.

El goteo de obras ha sido una constante en la última década. Desde el Gobierno autonómico apuntan a que sus primeros años de vida -hasta 2007 llegó a participar Zona Franca con un 40%- sirvieron para aprovisionar un parque considerable de viviendas; un paso imprescindible para acometer después las rehabilitaciones.

Bajo su paraguas el Consorcio, que está próximo a presentar su memoria del ejercicio 2018, ha llegado a gestionar 78. En conjunto, han posibilitado la recuperación de 106 viviendas: 92 ya han sido traspasadas y 10 se entregaron en régimen de alquiler. Cuatro se encuentran vacías, según los datos aportados por el ente. En el apartado de locales comerciales, de los 32 rehabilitados, seis se dedicaron a venta, 12 a alquiler y 14 esperan por un negocio que les confiera actividad.

La calle da Ferrería ha resultado ser una de las más beneficiadas por las remodelaciones, con actuaciones en su entorno que -sumadas- alcanzaron a 28 viviendas y a seis locales; seguida de la calle Abeleira Menéndez, con 16 viviendas y siete locales; o también el área de San Sebastián donde, sei se incluye su cruce con la subida ao Castelo, se intervino en 18 residencias y cuatro establecimientos.

Sin embargo, no todos los inmuebles han sido ofertados directamente a los particulares. Una parte fueron transmitidos a administraciones para que arrimaran el hombro a la hora de dinamizar el barrio. El Concello, por ejemplo, se hizo con dos bienes (en la rúa Alta, 26; y el espacio de la subida a la calle Costa, 4). Por su parte, la Xunta, además de contar con una propiedad en San Sebastián, 13; instalará un albergue de peregrinos en O Berbés, 5.

Allí también se encontrará la futura sede de la UVigo, pendiente de su apertura tras complicaciones en las obras. Se hallará entre el solar ocupado por los números 11 y 15, gracias igualmente a la cesión de los edificios por el Consorcio. En el futuro, además, la asociación Down Vigo se trasladará al 27 de la calle Real tras la compra del edificio por parte de Zona Franca, pero el proyecto todavía está sin iniciar.

Lo mismo le sucede a otros ocho inmuebles que fueron adquiridos por el órgano pero con planes están pendientes de arrancar. El último en ser desbloqueado ha sido el de Elduayen, 31; que supondrá un desembolso de 900.000 euros para la construcción de seis viviendas y un bajo.

Menor inversión se destinará al proyecto de Cruz Verde, 12; un inmueble adquirido en el año 2016 cuya remodelación visitó ayer el delegado de la Xunta, Ignacio López-Chaves. Durante un año, se emplearán 344.000 euros para levantar dos viviendas de tres habitaciones y un local con los que se intentará responder a la demanda de viviendas más amplias, "en un efecto llamada a la incorporación de familias con niños en la zona", subrayó el responsable autonómico y presidente del comité ejecutivo del Consorcio.

Mientras otros tres proyectos se encuentran inmersos en reformas, la Xunta introdujo en su nueva ley de rehabilitación la posibilidad de captar nuevos fondos a través de la declaración de las Áreas Rexurbe.