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"La mejor transfusión es la que no se hace"

El Cunqueiro reduce su uso a solo 34 bolsas de sangre al día y vigila para seguir rebajándolo

El equipo - En el Banco de sangre del Cunqueiro hay 13 enfermeras, 14 técnicos y un supervisor. En la imagen, desde la izq., Francisco Peña, Laura Fernández, Xoana Andrade, Marcos Costas Cristina Fonte, Beatriz Hernández, Laura Antón, Cristina Torres, Sara Torres, Sonia Mojón, David González, Benjamín Fernández, María José López, Carmen Albo y Gemma Rodríguez. Faro

"La mejor transfusión es la que no se realiza". Así piensan en el Banco de sangre del Álvaro Cunqueiro y así están haciendo que lo asimilen en los diferentes servicios del hospital. El paulatino envejecimiento de la población plantea un reto también en cuanto a este recurso. Los mayores no pueden donar y son los que más sangre y productos derivados consumen. Pese a esto último, en el hospital de Beade han logrado rebajar el número de bolsas transfundidas al año. El año pasado, el complejo de Beade empleó 12.459, un descenso de más de un millar con respecto a 2017 -un 8% menos-. Es una media de 34 bolsas al día -menos de 9 litros-. Un buen resultado. Una cifra baja para un complejo con una población de referencia de más de 400.000 habitantes.

Las transfusiones se usan para el tratamiento de pacientes que presentan una falta de componentes sanguíneos que no puede ser substituida por otras alternativas. Sobre todo, en anemias y sangrados, pero también en tratados con quimioterapia, ya que a lo primero que ataca es a las células de la médula ósea, además de las mucosas.

Solo los servicios de Urgencias y Hematología consumieron casi la mitad de las bolsas de concentrados de hematíes empleadas el año pasado en el Álvaro Cunqueiro -unas cinco mil-, debido a que sus pacientes son los más complejos, explica la doctor Carmen Albo, jefa de Hematología, del que depende el Banco de sangre.

Cirugía general y digestiva, cardíaca, torácica y urología, son las especialidades quirúrgicas que más transfunden por tener los mayores porcentajes de operaciones urgentes, en las que no se puede preparar al paciente.

En el Banco de sangre son "los más contrarios a transfundir" por los riesgos de reacciones que puede conllevar o, aunque en cifras casi "despreciables", la transmisión de enfermedades infectocontagiosas. Los facultativos Francisco Peña y Cristina Fonte explican que llevan años haciendo reuniones con los médicos y "mucha pedagogía".

En los quirófanos se han implantado programas de optimización a través de la preparación del paciente para la cirugía. Cuanta menos sangre se transfunda, menor es la morbilidad y mejor, el postoperatorio. Además, los cirujanos son cada vez más cuidadosos, tapando vasos para evitar el sangrado y, por lo tanto, la anemia.

Para seguir bajando consumos, el Banco de sangre centra ahora sus esfuerzos en programas de vigilancia sobre los casos en los que se indican transfusiones, intentando usarlas "solo cuando sea racional y necesario".

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