El PP de Vigo está en horas bajas, las más bajas de su historia. Las últimas dos citas electorales han provocado una crisis sin precedentes. En las generales de abril el PP caía por primera vez a tercera fuerza en la ciudad, por detrás no solo del PSOE sino también de Unidas Podemos. En comparación con las elecciones generales de 2011, cuando dominaban con holgura las votaciones para el Congreso de los Diputados y el Senado en Vigo, han perdido casi 40.000 votos.

Y el descalabro del PP local se consumó el pasado 26 de mayo. Pese a que las encuestas daban una clara victoria a Caballero y una pérdida de concejales populares, Elena Muñoz mantenía la esperanza de sacar un resultado que al menos le permitiese mantener la posición de estos últimos años en la corporación. Pero lo que pronosticaban los sondeos se cumplió y el PP tocó fondo con su peor resultado en la historia de la democracia en Vigo: 20.460 votos, casi 50.000 menos que en la cita electoral municipal en la que consiguió un mejor resultado, en 1995. Hasta 2015, el PP siempre había sacado más de una decena de concejales en todos los comicios.

La salida de Elena Muñoz no es en absoluto inesperada atendiendo a los precedentes. En primer lugar con el exalcalde Manuel Pérez, que abandonó las filas populares en 1999 pese a conseguir 11 concejales. Lo mismo pasó con Corina Porro, con 13 ediles en 2011 como primera fuerza política, pero superada por la alianza PSOE-BNG. La salida de Porro no consiguió el efecto deseado, pues los populares siguieron perdiendo fuerza política en Vigo hasta llegar a la situación actual.

La dirección de lPP espera, no obstante, que la dimisión de Muñoz traiga consigo una catarsis y recuperar poco a poco los miles de votos que han perdido en los últimos años en la ciudad. Especialmente, de cara a las elecciones autonómicas que se celebrarán en otoño de 2020. Saben que no pueden fallar si quieren conseguir estar al frente del Gobierno gallego. Y para ello necesitan detener el trasvase de papeletas que antes se destinaban a la principal fuerza de centroderecha del país y que ahora, muchas de ellas, se han pasado al PSOE y a otras fuerzas como Ciudadanos e incluso Podemos

El conflicto constante entre la Xunta y el Concello no le ha dado réditos electorales al Partido Popular. Todo apunta a que habrá, más pronto que tarde, un cambio de estrategia.