La residencia Ballesol cumple un año en Gran Vía con sus 119 plazas ocupadas y la satisfacción de contar con la mejor valoración por parte de sus usuarios y familiares. Con un planteamiento moderno y urbano, el centro se adecúa a las necesidades de cada cliente.
-¿Qué balance realiza del primer año y cuáles son sus planes de futuro más inmediatos?
-Un balance muy positivo, con un 100% de ocupación. Para los próximos meses y 2020 nos hemos marcado varios retos: seguir manteniendo la plena ocupación, generar puestos de trabajo de calidad que puedan hacer realidad la conciliación laboral y familiar, y mantener la excelente valoración en las encuestas de satisfacción de nuestros usuarios. Alejados de los datos numéricos, queremos ser partícipes activos del protagonismo de nuestros mayores con acciones y proyectos conjuntos de envejecimiento activo y saludable.
-¿Tienen un perfil definido los usuarios o varían mucho las circunstancias personales?
-Dar respuesta a las demandas de la población de más edad es una satisfacción, pero también conlleva mucha responsabilidad. Por ello, nuestro modelo de atención y cuidados se adecúa a las necesidades de cada cliente, e incluyo a sus familias, fundamentales en nuestra filosofía. Viven con nosotros desde residentes muy dependientes que necesitan un equipo multidisciplinar de profesionales que puedan atenderles, hasta personas totalmente autónomas, con unas necesidades muy distintas que debemos de satisfacer igualmente. También tenemos ingresos para recuperaciones posthospitalarias, estancias temporales o vacacionales. Toda la actividad de Ballesol se orienta a satisfacer la valoración personal de los usuarios y sus familias y a mejorar la calidad de las personas que viven con nosotros, para lo cual les ofrecemos la más completa y esmerada atención a partir de una valoración geriátrica integral y personalizada.
-¿Cómo valoran los usuarios y sus familiares la estética moderna de la residencia y su céntrica ubicación?
-La nueva residencia ya alberga un valor intangible como es la historia. El espacio que ahora ocupa fue durante muchos años el colegio Cluny, referente educativo. El ciclo de la vida ha querido que niños y ancianos hayan encontrado en este intervalo de tiempo y proceso social un mismo lugar en el que desplegar y compartir todas las capacidades de un ser humano. La primera valoración que tuvimos fue profesional y muy reconocida: el XXIV Premio Aproin al mejor edificio construido en 2017 en la provincia. La de los familiares es más que gratificante. Por las encuestas que realizamos de manera regular, encuentran en Ballesol Vigo un espacio accesible, sin barreras arquitectónicas, moderno, con zonas ajardinadas y bien comunicado.
-¿Ha sido bien acogido el centro en su entorno?
-Hemos tenido una excelente acogida. El planteamiento moderno, urbano y centrado en el bienestar de los residentes ha sido muy bien entendido. Desde que se supo que Ballesol estaría en Vigo, no hemos parado de recibir solicitudes.
-Uno de los servicios que ofrecen es el de peluquería, lo que da una idea de la filosofía del centro y de cómo quieren vivir sus usuarios.
-Lo primero que hace cualquier persona cuando se levanta es mirarse al espejo, cuidar su imagen. Eso no cambia con la edad. Nuestros mayores son ejemplos de vida, de experiencias, pero también de presencia. Siempre hemos oído a nuestros abuelos decir lo importante que es. El tener un servicio de peluquería, como todas las residencias Ballesol de España, es una distinción de excelencia, de calidad, de atención personalizada. ¿No mejora nuestra autoestima cuando nos vemos mejor? Es un servicio que siempre han demandado, para ellos es satisfacer sus deseos físicos, emocionales.
-La clave es envejecer de manera activa, ¿qué tipo de actividades organizan para lograrlo?
-Tienen que ser protagonistas y poder elegir sus actividades, su tiempo, sus descansos. Envejecer no debe ser un problema, sino una oportunidad. Aquí hay gente que ha aprendido a pintar, hacer manualidades, disfrutar de las emociones del fútbol, elaborar dulces, colaborar en proyectos solidarios o participar en actividades intergeneracionales. También se apuntan a excursiones y visitas culturales, reciben con entusiasmo actuaciones musicales y celebran cumpleaños. Diariamente hay actividades diseñadas por nuestros profesionales para crear hábitos de vida saludable y en las que cualquier perfil de residente pueda participar.
