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El tráfico desde la 'raia' a Oporto escala a máximos pese a los peajes

La A-28 y A-3, ambas con peaje, suman ya 56.000 vehículos por jornada, un 6% más que hace un año - La autopista ya supera en un 55% el tránsito que tenía hace una década

Pórtico de telepeaje en la autovía A-28, que enlaza con Oporto. // FdV

Galicia y el norte de Portugal estrechan lazos. Al menos sobre el asfalto. Nunca, desde que hay registros, la región norteña había anotado una afluencia tan intensa de vehículos. Los últimos datos publicados ayer por la administración lusa, con indicadores del primer trimestre de 2019, muestran que cada jornada circulan por la autovía A-28 o la autopista A-3, los dos viales de alta capacidad que enlazan el sur gallego con Oporto, una media de 55.900 vehículos. El dato corona la tendencia al alza que se encadena desde hace tiempo: supone casi un 6% más que hace un año y -lo más revelador- un 41% más que hace un lustro, cuando la autovía aún padecía los efectos del polémico telepeaje que el Gobierno luso decidió implantar a finales de 2010 en el norte del país.

En la práctica los porcentajes de aumento se traducen en un goteo constante e intenso de conductores. A lo largo del primer trimestre del año la A-3 y A-28 vieron, en conjunto, cómo circulaban por su trazado 16.200 conductores más al día que un año antes. O lo que es lo mismo, cerca de 700 vehículos cada hora. El aumento se constata por igual en los dos viales, a pesar de que ambos aplican gravámenes a sus usuarios. Si se comparan los datos con los de 2018, la autovía alcanzó en marzo un repunte de tráfico del 6,8% y la autopista del 5,8%, porcentajes en sintonía con el 7% constatado en la red de carreteras de alta capacidad de Portugal.

El aumento de tráfico se explica por varias razones. En gran medida responde a la recuperación de la economía en Portugal, un país especialmente castigado por la crisis que ha logrado una notable mejora marcada por la reducción de la deuda pública y la desigualdad y la caída de la tasa de paro, replegada ahora a niveles de 2004. En la región norte ese escenario se apuntala además con el "boom" turístico que experimenta Oporto desde hace años, el repunte de la industria y la atracción ejercida por el aeropuerto Sá Carneiro y la terminal portuaria de Leixoes.

En el caso de la A-28 el aumento de demanda se explica por otra razón, igual o quizás más importante que la mejora de la economía: la desaparición del "efecto telepeaje". Los pórticos electrónicos instalados en otoño de 2010 por el Gobierno luso en la autovía, pasado Viana do Castelo, hizo que la afluencia de conductores se desplomara de forma radical. Entre 2010 y 2011 el vial pasó de registrar 32.600 vehículos diarios a algo menos de 25.600, un descenso del 22% que no se puede explicar solo por la recesión. La tendencia negativa se mantuvo a lo largo de varios años, hasta tocar fondo en 2013.

Prueba de que gran parte de la pérdida de tránsito la causó el telepeaje es que, durante ese mismo año, la vecina A-3 vio cómo su demanda repuntaba un 23%, prácticamente la misma medida en que cayó la A-28. La agilización del sistema de pago permitió que la demanda se recuperara poco a poco.

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