Sabían que el consumo de sustancias tóxicas legales e ilegales durante el embarazo, cuando se busca, demuestra ser mayor de lo que se supone. Pero los elevados porcentajes que el Servicio de Pediatría del Chuvi se ha encontrado en un estudio desarrollado a lo largo de seis años han supuesto "una sorpresa" para los profesionales. Un tercio de las 867 mujeres analizadas dio positivo. Casi una de cada cinco, en tabaco o alcohol; el diez por ciento, en fármacos -la mayoría, con prescripción médica-; el 16,83%, en drogas ilegales. La más frecuente es la cocaína, que estaba presente en un 8,3% de las muestras. Y lo habitual es que aparecieran más de una sustancia.

Los datos son de la tesis "Exposición intraútero a drogas: nuevos métodos de detección y consecuencias en la salud del recién nacido", con la que la neonatóloga del Chuvi Eva González Colmenero ha obtenido un sobresaliente cum laude. El trabajo dirigido por el jefe de servicio, el doctor José Ramón Fernández Lorenzo, y la jefa de Unidad de Neonatología, la doctora Ana Concheiro, también analizó los efectos en los recién nacidos y durante sus primeros dos años de vida "con especial hincapié en el desarrollo somático, neurosensorial y de patología respiratoria". La pediatra explica que "el objetivo fundamental es lograr una concienciación social de que esto pasa y de que no tiene que pasar porque no es inocuo para el bebé".

La investigación, en la que también participaron el área de partos y maternidad, y el laboratorio forense de la Universidad de Santiago, se realizó sobre 867 mujeres que dieron a luz en el complejo vigués y el compostelano entre 2011 y 2015 y sus bebés, a los que se siguió durante los dos primeros años de vida. Las madres participaron de forma anónima.

Para detectar estos consumos, hasta ahora, se usaba una entrevista con y un análisis de orina, pero deja fuera buena parte de las sustancias. Uno de los objetivos de la tesis fue testar cuál es el mejor método y el análisis de pelo de la madre resultó el más sensible. "Permite un reflejo de todos los trimestres del embarazo", cuenta la doctora González. Así constataron que la mayor parte de los positivos se dieron a lo largo de los tres. "La cantidad consumida disminuye, pero no cesa el consumo. Las que lo dejaron son las menos", explica.

Para el alcohol se empleó otro método: la primera defecación del bebé -meconio-, que sólo detecta los consumos "importantes" en el último trimestre. Un 8,4% de las embarazadas analizadas bebieron de forma "significativa" al final de la gestación. Así que es posible que sea la sustancia tóxica más habitual, si se contara con datos de toda la gestación.

En general, constataron que las mujeres que consumen drogas legales e ilegales tienen un mayor número de abortos, tanto voluntarios como espontáneos. Y los bebés nacieron más pequeños -en peso, longitud y perímetro del cráneo-. En los casos de positivo en alcohol, sin embargo, fueron más grandes de lo que deberían. Salvo en grandes consumos -de síndrome de alcoholismo fetal y que apenas se dan en España-, las alteraciones que produce la bebida no se suele ver hasta la edad escolar y el estudio no la abarcó.

El 13,6% de las embarazadas fumaron. La doctora González advierte de que "es una de las sustancias que produce más alteraciones" en el periodo perinatal. Se observaron en el bienestar fetal, gracias a la monitorización del preparto, y también por el mayor número de ingresos de los recién nacidos. Son "inespecíficas" y "sutiles", como la irritabilidad por la abstinencia a la nicotina.

Un 8,3% de las gestantes consumieron cocaína. En un mayor número de casos, sus recién nacidos necesitaron reanimación. Nacieron antes de tiempo -aunque no hubo ningún gran prematuro- y obtuvieron menores puntuaciones en el test que se les realiza al nacer para conocer su estado -test de Apgar-. Fueron más pequeños, al menos, durante los dos años que fueron seguidos, al igual que con los positivos en fármacos -9,8% de consumidoras-. Otras drogas controladas fueron el cannabis -6,4%-, opioides -5,7%-, anfetaminas -2%- y escopolamina -0,4%-.

Estos porcentajes son sobre la muestra y no se pueden hablar de prevalencia en la población al recogerse en un periodo discontinuo. La doctora sí hizo un estimación en 2012 y las cifras bajan algo, pero siguen siendo muy altas: 16,8% de consumo de drogas legales y 13,5% de ilegales -más de un 6% en cocaína-.

Lo buscaron para poder detectarlas mejor, pero no encontraron un perfil concreto de embarazada consumidora. Con la evidencia de estos resultados, Pediatría del Chuvi está elaborando protocolos para poder diagnosticar precozmente estos casos, hacer un mejor seguimiento e intervenir antes, si es necesario. Han logrado que se financie el análisis de meconio en casos de sospecha, niños con alteraciones, mujeres que no se han controlado el embarazo...