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El paso fronterizo de Tui, el segundo con más tráfico de la península

Escala a 16.000 vehículos diarios

Simón Espinosa

La comarca viguesa es una de las más permeables de la amplia frontera española, tanto la que linda con Portugal como con Andorra y Francia. Según los datos recabados por Fomento en 2017, cada día cruzan el puente internacional de Tui, donde se enlazan la autovía gallega A-55 y la autopista lusa A-3, unos 15.700 conductores. Con ese dato el viaducto despunta como el segundo punto con más tráfico de todo el perímetro en el que España linda con otro país. Solo lo supera la Autopista del Mediterráneo, la AP-7, a la altura de La Jonquera, en la provincia de Girona. Cada día usaron su punto fronterizo cerca de 33.300 conductores, casi el doble que en el sur de Galicia. Los datos de Fomento aportan solo información sobre la red estatal, por lo que no incluye por ejemplo la autopista AP-8, en manos del Gobierno vasco y que conecta con tierras francesas a la altura de Irún.

La A-55 no es el único vial que enlaza el sur de Galicia con Portugal. A lo largo de la frontera hay otros puntos que usan a diario cientos o miles de conductores para pasar de un país a otro. De hecho, a escasos 600 metros del puente de la A-55 que cruza el Miño hay otro, más antiguo y por el que transcurre la carretera nacional N-551, que hace dos años registraba una media de 4.300 vehículos diarios. A lo largo de Ourense, entre Ponte Barxas y Rabal, se reparten también varios puntos por los que cruzan a diario cientos de conductores que pasan de España a Portugal, en cualquiera de los dos sentidos.

El intenso tráfico de la A-55 en la frontera se explica por varias razones. Una de las fundamentales es el vínculo social y económico entre el sur de Galicia y el norte de Portugal. Los polos industriales situados a ambos lados de la raia generan un tráfico al que se suma el que genera el turismo -tanto Oporto como las Rías Baixas son destinos demandados-, la demanda aeroportuaria o los fuertes vínculos entre ambos territorios.

Prueba del estrecho lazo que une a Pontevedra y el norte luso es que cuando en 2010 el Gobierno portugués decidió implantar telepeajes en la autovía A-28 -hasta entonces la alternativa gratuita para viajar por el norte del país hasta Oporto- generó un fuerte rechazo de usuarios, empresarios e instituciones tanto en las comarcas de Viana do Castelo y Oporto como en el propio sur gallego. Colectivos empresariales de uno y otro lado de la raia llegaron a salir juntos a la calle para reclamar al Gobierno que facilitase, al menos, el sistema de pago para extranjeros.

Otra explicación es la falta de alternativas para trasladarse entre ambos territorios. A parte del autobús -que también emplea el puente de la A-55 para sus desplazamientos-, los usuarios que quieran cruzar la frontera solo disponen del Tren Celta, que tarda 142 minutos en cubrir la distancia entre las estaciones de Guixar, en Vigo, y la de Campanha, en Oporto. El mismo trayecto en coche por carretera -entre ambas terminales- se demora alrededor de 104 minutos.

Aunque los peajes y el combustible hacen que el coste del viaje en coche supera al del ferrocarril, la diferencia de tiempos lleva a un amplio número de portugueses y gallegos a optar aún por el vehículo privado o el autobús. Los Gobiernos de España y Portugal han adoptado ya medidas para modernizar el trazado del Tren Celta con el fin de que pueda acortar sus tiempos y cubrir el trayecto en unos 90 minutos. La semana pasada el Consejo de Ministros daba luz verde a la licitación por 18,15 millones de euros de un paquete de obras para electrificar el tramo comprendido entre Guillarei y Tui y modernizar sus instalaciones de seguridad y dotaciones técnicas. La partida se suma a los 2,34 millones ya destinados por el Gobierno a las obras de electrificación del mismo tramo, de unos 5 kilómetros de longitud.

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