Adif acaba de licitar el contrato para empezar la modernización del tramo español de la línea ferroviaria que conecta Vigo con Oporto. La obra tiene como objetivo aumentar la potencia y mejorar las subestaciones de Guillarei, Sela y Redondela y se lanza con un presupuesto de 5,64 millones de euros, de los que 980.000 se corresponden con el IVA. El plazo del que dispondrá la empresa adjudicataria para ejecutar las obras es de un año y medio, con lo que los trabajos no estarían listos antes de mediados de 2020. La obra es la primera de las intervenciones pendientes para modernizar ocho kilómetros de línea en suelo español. Quedarían aún pendientes actuaciones en la catenaria y el cableado para completar la mejora del trazado.

La licitación se publica en el BOE solo unos días después de que diputados españoles y lusos incidieran durante el VII Foro parlamentario hispano luso -una cita previa a la cumbre que celebrarán el día 21 Pedro Sánchez y António Costa- en la necesidad de mejorar la comunicación ferroviaria entre Galicia y Portugal. Los diputados de ambos países insistieron en la necesidad de rescatar el proyecto de AVE entre Vigo y Oporto y cumplir con los compromisos asumidos por ambos estados para modernizar sus líneas férreas, entre las que se encuentra el convoy que comunica en la actualidad las estaciones de Guixar y Campanha.

La modernización de la línea es una vieja reclamación de los usuarios e instituciones. Desde PSA también se planteó como una condición para adjudicar a la planta de Mangualde, en el norte luso, la producción de las furgonetas K-9.

En la actualidad entre Vigo y Oporto opera un único servicio ferroviario, el bautizado como Tren Celta, que tarda casi dos horas y media en cubrir el trayecto entre ambas localidades. La línea -que estuvo a punto de desaparecer hace años al alegar Comboios de Portugal (CP) que era deficitaria- experimentó algunas mejoras en julio de 2013, cuando se suprimieron paradas intermedias y se agilizó la operativa entre Renfe y CP. Esos cambios se tradujeron en un repunto casi inmediato de demanda. Solo durante los seis primeros meses el número de pasajeros que transportó entre Guixar y Campanha se disparó un 42%. A pesar de esos cambios y de ese repunte de usuarios, el servicio sigue lejos del objetivo que se marcaba hace ya más de un lustro: viajar entre Vigo y Oporto en solo 90 minutos.

Para alcanzar esa meta son necesarias mejoras tanto en el tramo español como en el portugués. El pasado julio el Gobierno de Portugal formalizaba el contrato para modernizar los 48 kilómetros de línea ferroviaria entre Viana y Valença con una inversión que ronda los 18 millones de euros.

El potencial del corredor Vigo-Oporto atrajo el interés de la empresa privada Arriva, que ha solicitado autorización para operar el recorrido desde A Coruña. La compañía, que plantea activar cuatro frecuencias diarias y recortar los tiempos de viaje, está pendiente de que Competencia le dé luz verde.