Leixões logra financiación para solucionar su principal problema y la única desventaja competitiva respecto a Vigo. Bruselas concederá al puerto de Oporto más de 17 millones euros con destino a "mejoras de las accesibilidades marítimas", el eufemismo que emplearon los responsables de la Administração dos Portos do Douro, Leixões e Viana do Castelo (APDL) para lo que básicamente consistirá en un aumento de calado en las dársenas más importantes, como de la contenedores. Con esa aportación europea, la terminal lusa se fija dos años para solventar esas limitaciones de profundidad que junto a su angosta bocana le impiden a día de hoy aspirar a esa tráfico de megabuques por el que apuesta tanto Vigo por la facilidad de maniobra que ofrecen las condiciones naturales de estos muelles.
De ahí que corregir esta desventaja se convirtiese en una cuestión central en Oporto y no solo pensando en el futuro recinto de contenedores. De eliminar este hándicap dependía la viabilidad del resto de las actuaciones que por importe de 430 millones presentó en febrero de 2017 la ministra del Mar. Un acto en el que Ana Laura Vitorino no ocultó que el verdadero objetivo de la multimillonaria ofensiva ambicionaba catapultar a Leixões como enclave portuario referente en el norte peninsular ganando presencia en el mercado español, o lo que es lo mismo, en el gallego empezando por el de Vigo.
De acuerdo a la información adelantada esta semana por medios lusos especializados en el sector, el citado proyecto de la APDL ha resultado entre los elegidos en la última convocatoria europea de fondos CEF (Connecting Europe Facility (CEF). Aunque siendo relevante la ayuda europea, los 17,4 millones representan el 20% del coste total de la actuación. Las cifras divulgadas hasta ahora hablan de 87,06 millones con lo que restando la inyección comunitaria dejarían en torno a los 60 millones la cifra a desembolsar por la administración lusa, sin descartar también la participación de los operadores privados, como así lo anunció en su día la ministra.
En el coste de esta actuación tan crucial para los planes futuros de Leixões subyace la envergadura de los problemas de navegabilidad en este puerto, de sobra conocidos por los capitanes. Las mejoras proyectadas se llevarán a cabo en tres zonas: en el canal de acceso, en la zona de entrada en el puerto exterior y también en la bahía de rotación de este ámbito. En las tres el fondo medio oscila entre los 12 y los 15 metros, y con las obras de profundización se elevará hasta casi hasta los 17. Con este calado Leixões podría captar buques con capacidad para 6.000 Teus, los que pretende operen en la nueva terminal de contenedores, diseñada para gestionar al año 1,5 millones de Teus, el doble que en la actualidad.
No es una meta descabellada para la terminal lusa de seguir la espiral de crecimiento de estos años. Cerró 2017 con 19,5 millones de toneladas en mercancías, casi 1,3 millones más que el ejercicio anterior, y con este volumen ya manipula el doble de carga que lo que suman en conjunto las cinco terminales gallegas de titularidad estatal (Vigo, Marín, Vilagarcía, Ferrol y A Coruña). Respecto al tráfico de contenedores, el único segmento en el que compite con Vigo, Leixões manipula el triple, 630.000 anuales.
Aun con tener asegurada la citada cofinanciación, Bruselas hace algunas observaciones a la propuesta de la autoridad portuaria portuense. Llama la atención por la inexistencia de contratos vinculados a esta obra y urge a presentar el compromiso de que finalizarán en 2020 como condición para cerrar la concesión de la ayuda.
