La Consellería de Educación ha abierto la puerta del diálogo con la plantilla y el alumnado de la Escuela de Arte Dramático de Galicia (ESAD), ubicada en Navia. Mañana se inician las reuniones de una comisión técnica paritaria creada para analizar la situación del centro y, según el departamento autonómico, "constatar que cuenta con los recursos necesarios para su funcionamiento". Los estudiantes aplauden la disposición a hablar, pero advierten de que no abandonarán las protestas hasta que no tengan una solución. Así lo demostraron ayer, junto a los docentes, con una concentración ante la Consellería de Educación.

Integrarán la comisión, por parte de la ESAD, su director, Manuel Vieites, y su jefe de estudios, y por parte de la consellería, dos inspectores de educación. Analizarán la dotación de profesores y Vieites tiene esperanzas en la negociación. Los sindicatos denuncian que mientras la matriculación aumentó este curso en el centro y por primera vez en años hay lista de espera, se redujo el claustro docente. Cuentan que la escuela solicitó que se repusiesen las tres plazas de profesor eliminadas el año anterior pasado y que, lejos de esto, les restaron otros tres. Denuncian que van diez en siete años. Explican que este tipo de enseñanzas requieren un número bajo de alumnos por clase y tiempo suficiente de tutorías para abordar el caso individual de cada alumno.

La otra gran aspiración del centro parece que tendrá que esperar algo más. Alumnos y docentes reclaman a la Xunta que no se trata administrativamente a este centro superior como uno de secundaria y se adscriba a la Universidad. Entre otras cuestiones, para que los estudiantes tengan acceso al bono transporte o que sus becas no estén 800 euros de media por debajo que las de los universitarios. Pero también para no tener problemas con el título a la hora de presentarse en el mercado laboral europeo.

El centro espera que la nueva conselleira de Educación, Carmen Pomar, sea más sensible que su antecesor a esta demanda, que también afecta a los dos conservatorios superiores de Galicia -el de Vigo y el de A Coruña-. "Se abre un compás de espera esperanzador", señala Vieites.