El boom de las demandas contra los bancos por cláusulas abusivas y productos complejos parece no tener fin. El fenómeno vino de repente. Y para quedarse, al menos de momento. Todo empezó en la crisis con los desahucios y después llegaron los pleitos por las preferentes. Y a continuación un sinfín de litigios por todo tipo de condiciones y comisiones contenidas en contratos financieros.

Las tarjetas bancarias también protagonizan sentencias condenatorias. El letrado vigués David Alfaya, cuyo despacho está especializado en reclamaciones bancarias, afirma que en su caso, tras frenarse el aluvión de clientes por el suelo hipotecario, el pleito estrella ahora es el de los intereses abusivos en estas tarjetas. En año y medio presentó, indica, unas 325 demandas en Vigo y otras ciudades de toda España. Acaba de ganar dos casos en Jaén y Arenas de San Pedro (Ávila). Y uno de los últimos fallos de la urbe olívica es de julio, en el que Wizink Bank fue sentenciado a pagar 11.281 euros a un afectado: las condiciones generales que regulaban los intereses y comisiones en el contrato de la tarjeta no superaban el control de transparencia. El clausulado era "difícilmente legible" y "farragoso".

El problema es con el pago a plazos con las tarjetas. Hay intereses, dice, que rondan el 24 y el 26%. "Y cada mes se generan nuevos intereses de los intereses. Es una auténtica bola de nieve", ilustra.