Falta de mantenimiento crónica, altos niveles de corrosión y un posible fallo de la estructura al verse sometida al esfuerzo no previsto de centenares de jóvenes botando al unísono. Ingenieros expertos en estructuras de hormigón y en procesos de corrosión estiman, a la vista de las imágenes del tramo hundido de As Avenidas, que la erosión de las secciones transversales de hormigón unida al efecto de los asistentes al concierto saltando sobre ellas acabaron por desencadenar el siniestro.

"Todo parece indicar que las placas horizontales de hormigón sobre las que la madera parece situarse a modo de voladizo fallaron por un problema de corrosión por cloruros procedentes del medio marino. Es un fenómeno común y por eso es necesario verificar el estado de salud de estas estructuras de forma periódica. Lo habitual es que el propio proyecto constructivo fije cada cuanto deben realizarse esas medidas en función de las normativas y el espesor", apunta David Álvarez, investigador del grupo Encomat (Enxeñaría de Corrosión e Materiais) de la Universidad de Vigo y miembro de la Asociación Galega de Corrosión e Protección (Agacyp).

Además de desarrollar I+D, el grupo de la Escuela de Industriales colabora en inspecciones técnicas encargadas a empresas como Galicontrol o Enmacosa. Junto a esta última, Álvarez y sus compañeros participaron en la inspección de cloruros a la que se sometió el puente de Rande tras su reciente ampliación.

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Según el Concello, la estructura de hormigón que colapsó durante el festival de O Marisquiño se acerca a la edad de la mítica infraestructura -que cumplió 37 años -, ya que sería anterior a la instalación del paseo de madera dentro del proyecto Abrir Vigo al Mar (1997).

Las mallas de metal tienen como función sostener las estructuras de hormigón, un material de PH neutro muy poroso. Cuando el agua penetra en su interior produce una oxidación estable que se mantiene pegada al acero. Pero los cloruros favorecen la acidificación, son más voluminosos y el óxido hace presión hacia fuera, separando al hormigón de la estructura de acero y dando lugar a los característicos desconchones.

Así que estas estructuras deben ser revisadas para evitar que el contenido en cloruros alcance niveles peligrosos e implantar tratamientos correctivos cuando es posible. "Lo primero son las inspecciones visuales, ya que las estructuras suelen avisar. Y cada cierto tiempo se extraen testigos de hormigón y se realizan mediciones que se extrapolan al resto de la estructura. Hay un test muy sencillo con fenolftaleína, que permanece de color lila con índices de PH básicos, y también se utilizan técnicas eléctricas o de ultrasonidos. No son complejas pero cuando se trata de grandes infraestructuras son procesos laboriosos y costosos", añade el investigador vigués.

"La plataforma no estaba mantenida ni en condiciones", sostiene tajante tras ver las fotografías tomadas desde la lámina de agua Manuel Herrador, investigador del área de Ingeniería de la Construcción y profesor de Estructuras de Hormigón en la Universidad de A Coruña.

Ambos expertos también apuntan como desencadenante al movimiento de los asistentes, aun cuando la carga máxima no se superaba. "Por lo que he podido leer en los medios el límite previsto era muy elevada, de una tonelada por metro cuadrado, lo que no ocurría en el momento del accidente, pero la gente estaba saltando y esto puede incrementar la carga entre un 15 y un 20%. Yo hablaría más del efecto al caer de golpe que del fenómeno de resonancia, que se produce cuando alimentas una estructura con su misma frecuencia de vibración durante una serie de ciclos, como un columpio, porque por lo que cuenta la gente el accidente se produjo cuando empezaron a saltar", añade Herrador.

En todo caso, estaríamos ante una concatenación de factores. "Todos los accidentes estructurales se deben a varias causas. A la falta de mantenimiento, que puede generar pérdidas de la capacidad de carga de hasta el 50%, y el deterioro se unió el concierto. Sin la actuación, el colapso no habría sido tan brusco, se habría ido deformando. Y tampoco si hubiese estado sano, sin corrosión, y el fallo fuese solo de carga", aclara el investigador coruñés.

La antigüedad de la plataforma que se hundió causando centenares de heridos también juega en contra, pues en este tiempo se han desarrollado nuevos materiales de hormigón que resisten mejor la corrosión. Y también las normativas referentes a las estructuras marinas se han endurecido.

A la espera de una inspección en profundidad, el profesor Herrador es partidario de clausurar todo el paseo: "Cuando las estructuras se mantienen de la forma debida es posible actuar a tiempo para frenar la corrosión, aunque sea de manera agresiva. Pero en este caso nada indica que otra zona no esté peor. Yo lo cerraría".