Abel Caballero confirmó ayer lo que era un secreto a voces: que en el nombramiento del ya exconcejal David Regades como nuevo delegado especial de Zona Franca ejerció una intervención directísima. El alcalde reveló que llamó personalmente al presidente del Gobierno para plantearle esta designación y que éste atendió su propuesta "enseguida", de forma que la trasladó a la ministra de Hacienda María José Montero para que la hiciese efectiva.

Caballero aseguró que, para defender la candidatura de Regades, explicó al jefe del Ejecutivo que "era el momento de hacer que todas las instituciones que trabajan en y por la ciudad vayan en la misma dirección y porque Regades es buen conocedor de la ciudad".

El regidor quiso dejar claro qué espera a partir de ahora de la gestión de Zona Franca: "Pretendemos que esté volcada con la ciudad. Con independencia de que tiene un ámbito de actuación, tiene que jugar como elemento dinamizador de Vigo y tiene que acelerar inversiones que hasta ahora habían estado paradas", una situación que le reprochó a la predecesora en el cargo, Teresa Pedrosa.

Advertencia de Marea

El grupo municipal de Marea avisó ayer al nuevo responsable de Zona Franca que "el trabajo de vivero de empresas y inversiones sostenibles no se puede alterar por las posibles ocurrencias del alcalde sin que tengan ninguna vinculación con el objetivo real y la misión del consorcio".

El portavoz de Marea, Rubén Pérez, asegura que "es imprescindible mantener el carácter industrial por parte de Zona Franca, como instrumento de gestión pública que debe operar para los sectores económicos y empresariales". Además le recuerda a Regades que Zona Franca debe actuar sobre el territorio metropolitano y le pide una gestión "inteligente" en Nigrán y Salvaterra.