Cuando a finales de 2015 el hoy exsecretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Julio Gómez-Pomar, se trasladó a Mos para simbolizar el arranque de la reforma de la A-55 las cifras y detalles del proyecto estaban claras. Las obras tenían un presupuesto de 5,98 millones de euros y su plazo de ejecución era de 19 meses, con lo que deberían estar listas a principios del verano de 2017. Antes de que se alcanzase esa fecha límite Fomento explicó que los trabajos durarían más de lo que había previsto en un principio. La razón: "la presencia de servicios afectados". Entonces, hace un año, el ministerio asumió un nuevo compromiso público: tener los trabajos listos en septiembre de 2018, lo que elevaba el plazo de ejecución de los 19 meses iniciales a cerca de 34.

Apertura gradual

A pesar de ese anuncio los trabajos en la A-55 permanecieron paralizados durante meses, lo que desató las críticas de empresarios, transportistas, conductores e incluso el Concello de Mos, que llegó a convocar una concentración para reclamarle al Gobierno que reactivase las obras.

Después de esas críticas, los operarios, palas y camiones regresaron a la A-55 a principios de mayo. Quedaban solo cinco meses para que expirase el nuevo plazo que se dio Fomento hace un año para finalizar las obras. Ahora restan ya solo dos meses.

Desde el ministerio, dirigido desde hace un par de semanas por el socialista José Luis Ábalos, explican que los trabajos siguen en marcha. El nuevo Gobierno no aporta detalles aún sobre el calendario de la obra, pero sí avanza que se irán poniendo en marcha los tramos reformados a medida que se vayan finalizando. El objetivo del proyecto es mejorar la seguridad de un tramo que sufre una elevada siniestralidad.