Buena gastronomía, un paisaje envidiable, tarifas hoteleras que se sitúan entre las más baratas de España, una capacidad para acoger turistas que se ha reforzado en los últimos años gracias a la apertura de nuevos alojamientos... Con un buen número de factores jugando a su favor, lo que en ocasiones provoca que los hoteles de Vigo "pinchen" y no alcancen los objetivos que se marcan es el parte meteorológico. La Semana Santa dejó un buen ejemplo. Las previsiones de lluvia y frío que circularon desde días antes de los festivos provocaron que el ritmo de reservas se ralentizase. Al no mejorar el tiempo, la demanda se desinfló y los hoteles apenas alcanzaron un 60% de ocupación. Nada que ver con la elevada demanda registrada durante la Pascua de 2017, cuando el parte meteorológico fue muy distinto y los turistas pudieron disfrutar de sol y calor.