Si una celebración ha ganado peso en la ciudad durante los últimos años esa es la del encendido del alumbrado de Navidad. Pese a que el acto central apenas dura unos segundos, los vigueses no quisieron perderse un momento que llena de brillo el centro de la urbe. Con más de media hora de antelación decenas de familias se acercaron ayer hasta la zona vallada en Porta do Sol para vivir en primera fila el emotivo instante que marca el inicio de la época navideña. "Aunque todavía queda un mes para Nochebuena y para que nos juntemos con nuestros familiares, el de hoy es el primer día de Navidad", comentaba Laura Iglesias, que acudió por segundo año con sus hijas. "Si el tiempo y el trabajo nos lo permite seguiremos viniendo en el futuro", apostillaba.

La inmensa mayoría de los asistentes, emocionados con el despliegue, animó al Concello a seguir realizando un acto que pese a su corta edad se ha convertido en una tradición. "Este momento ilumina la ciudad en todo el mundo y hay que trabajar porque siga siendo así cada año", señalaba Joaquín Fernández, que vino desde Moaña para no perder detalle del encendido.

Además del árbol de Porta do Sol, el resto de elementos decorativos distribuidos por el entorno recibieron elogios de los asistentes. Donde el año pasado había un oso luminoso de gran tamaño este año está situado un enorme trineo tirado por renos. La figura está pensada para que los más pequeños puedan acceder a él y sentirse por unos minutos como Papa Noel cuando la noche del 24 de diciembre recorre todas las casas para depositar los regalos junto al abeto de Navidad. "Se curran mucho los detalles y es de agradecer. Mi hijo quiere verlos todos porque le despiertan esa ilusión propia de esta época", aseguraba el vigués Roberto Alonso.

Ahora toca sacar el móvil del bolsillo e inmortalizar el momento. Ayer lo hicieron los primeros vigueses, que no dudaron en fotografiarse junto al árbol, el trineo o la gran bola situada junto a la farola de Urzáiz. Quienes también ofrecieron ayer una sonrisa fueron los comerciantes del entorno, quienes se benefician del poder de atracción de las luces de Navidad para aumentar su facturación en el último mes del año.