A la vista que ni la Central de Reservas, el programa informático que puso en marcha la Xunta para distribuir los 2.200 billetes entre las navieras autorizadas, como tampoco la inclusión del código QR en los pasajes para evitar su falsificación, han conseguido acabar con la picaresca de las navieras, en el Parque Nacional ya están valorando otras medidas que acaben con la tentación de transportar a más personas de las permitidas a la isla. De momento no hay una decisión tomada, pero en las discusiones de los técnicos del Parque Nacional con los de la dirección xeral de Conservación Naturaleza surgieron algunos planteamientos que podrían funcionar. Como la colocación de un torno a pie de muelle, similar al que regula el acceso al bus o al metro. También se baraja que el pasajero gestione directamente la compra del pasaje imitando al modelo instaurado en la playa de As Catedrais (Lugo).