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Javier Abarca: "El arte urbano institucionalizado aporta a la ciudad, pero no debe olvidarse el espontáneo"

"Quisiera pensar que con los murales la gente puede valorar las firmas, una forma denostada"

Javier Abarca, ayer, durante la I Jornada de Arte Urbano organizada por el Concello. // Alba Villar

Artista, investigador y profesor, Javier Abarca (Madrid, 1973) aporta una doble visión del arte urbano: la práctica, de la que habla como pionero del graffiti; y la teórica, que le ha llevado a impartir una asignatura sobre esa materia en la Universidad Complutense. Ayer participó en la primera jornada sobre la materia que organiza el Concello, en la que también intervinieron -entre otros- la arquitecta Iria Sobrino o Frederico Draw, coordinador de los festivales Putrica y Tons de Primavera. La cita se desarrolló durante todo el día en la Casa Galega da Cultura. Durante su intervención Abarca distinguió el "arte urbano orgánico", que es aquel que surge de forma espontánea -a menudo sin el visto bueno de las administraciones- y "los grandes murales institucionales".

-¿Qué diferencia hay entre lo que denomina "arte urbano orgánico" y "mural institucional"?

-El arte urbano supone trabajar con un contexto. El modelo orgánico se va generando a través de una relación prolongada con la ciudad, en la que el artista va descubriendo la ciudad, ubicando las obras en un sitio o en otro, trabajando en suma con el contexto? Hoy se recurre más a una visita relámpago en la que el muralista llega y en tres días ejecuta una obra gigante. Otro aspecto importante es que el arte urbano orgánico se desperdiga por la ciudad, es de una escala más pequeña y funciona como una red de obra. Eso también desaparece con los murales, que son únicos y están quietos. Los murales son, en resumen, una manera de hacer ciudad desde arriba; el arte urbano orgánico la hace desde abajo.

-¿Qué cree que puede aportar el arte urbano a una ciudad?

-Muchas cosas. El arte urbano institucionalizado de hoy en día, de los grandes murales, puede aportar cosas. Pero es importante no olvidar lo que aportaba el más orgánico, que tiene que ver con crear otros extractos dentro de la ciudad, extractos que estaban ahí latentes y no percibías. Esa es la riqueza que tiene el arte orgánico: abrirte un poco la mirada a la ciudad.

-La conclusión sería que, aunque está bien apostar por el arte "institucional", no se debe relegar ni infravalorar el espontáneo.

-Sí, y recordar sencillamente que con una actitud menos represiva y más permisiva un ayuntamiento puede conseguir una ciudad repleta de arte, que dé gusto ver, que sea incluso un atractivo para los turistas... Y todo gratis.

-¿Deberían las instituciones habilitar espacios para este tipo de arte urbano o ser "más permisivas" con él, como apuntaba antes?

-Exacto. Crear espacios, ejercer una permisividad según en qué sitios y con qué materiales? No reprimir ni borrar. Cuanto menos borras, mejor se pinta. Cuanto menos frecuente sea el borrado la gente se animará a hacer cosas elaboradas. Es matemático: cuanta menos represión, mayor porcentaje de obras de las que gustan a la gente.

-Experiencias como las que desarrolla el Concello de Vigo, con las que se fomenta el arte en la calle, ¿ayudan a cambiar la percepción de la sociedad hacia los graffitis?

-Quisiera pensar que sí, que a través de ver más murales la gente puede terminar planteándose el valor que pueden tener por ejemplo las firmas, que es una forma de arte urbano denostada pero que puede resultar muy interesante.

-Al tratar esta cuestión se entra sin embargo en el debate sobre qué es arte urbano y qué vandalismo.

-El juicio sobre si algo es vandálico o no es ético y no tiene que ver con el arte, de tal modo que es una conversación completamente aparte. Desde mi punto de vista los edificios son muchas veces más vandálicos que las firmas.

-En ciudades como Oporto, Lodz, La Habana, Nueva York, Londres, Praga... los graffitis llegan a ser un atractivo turístico.

-Desde hace bastantes años son muchas las ciudades que ponen estos murales en el primer puesto de sus reclamos turísticos, por ejemplo Sidney, Lisboa, São Paulo... Incluso se usa el arte urbano orgánico. Hay ciudades que son especialmente ricas en arte urbano en general porque son muy permisivas.

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