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Fue noticia en 1897

Antonio Cominges Tapias, el arquitecto de vocación

Diseñó numeros edificios en la ciudad, sobre todo iglesias, y fue profesor en la Escuela de Artes y Oficios durante 40 años

Imagen del Instituto Santa Irene, uno de sus edificios más emblemáticos en la ciudad olívica. // FdV

Antonio Cominges Tapias falleció en Vigo a finales del mes de enero de 1987 tras una vida dedicada al trabajo de arquitecto. Fue su gran pasión y quedó demostrado en los numerosos edificios, la mayor parte de ellos iglesias, que dejó en la ciudad. Había nacido en 1897 y desde muy joven se apasionó por la arquitectura. Estudió en Madrid y logró el título oficial en la prestigiosa Escuela de Arquitectura. Se iniciaba oficialmente su larga trayectoria profesional que le llevó a ser el autor de emblemáticas construcciones. La mayor parte de ellas se pueden admirar hoy en día, no solo en Vigo. También en otros lugares de Galicia.

Entre ellos destacan varios. Quizás uno de los más emblemáticos fue el diseño del Instituto Santa Irene, que se convirtió con el paso del tiempo en una referencia para la ciudad. A pesar de que sufrió algunas reformas, mantuvo siempre la filosofía que el promotor le quiso dar. Una de sus principales características fue el dotar a todo su interior de grandes espacios que permitían la entrada de luz natural.

Otra de sus grandes obras fue la Escuela Naval de Marín. Aunque el proyecto es compartido, los historiadores le conceden su autoría. También se indica que otros ´colegas´ fueron los que ayudaron a que el enorme complejo militar pudiera realizarse. Tardó varios años en construirse.

El legado arquitectónico de Antonio Cominges Tapias se puede admirar en muchos lugares de Vigo. Fue el que diseñó la actual sede del Celta en la Plaza de España, también el Hogar Clínica San Rafael, el Colegio Hogar San Roque, el edificio donde estuvo el Banco de Galicia en Velázquez Moreno, la actual sede de Abanca en García Barbón y el llamado edifico de la Gota de Leche, ubicado en la calle Ronda de Bosco muy cerca del Ayuntamiento de Vigo. Durante muchos años desarrolló una actividad frenética y era considerado como una de las referencias más importantes en toda Galicia. Sus opiniones eran valiosas. Algunos proyectos no llegaron a realizarse debido a dificultades económicas.

Pero sin duda algunas de sus mayores aportaciones estuvieron dedicadas a las iglesias. La de Nuestra Señora de Fátima, la del Carmen en la calle López Mora, la de la Soledad en el Castro o del Colegio Apóstol forman parte de sus obras más emblemáticas. También diseñó el colegio.

El arquitecto vigués, que confesaba ser admirador de Gómez Román y también de Antonio Palacios, dos personas claves en muchas construcciones en Vigo, fue el arquitecto municipal del Ayuntamiento de Santiago y también del de Lavadores. Pasó a formar parte del vigués cuando ambas instituciones se fusionaron. Sus trabajos se pueden encuentran en diversos lugares de Galicia. En Santiago fue el autor del Hotel Compostela, pero también dejó su sello en A Coruña, Tui, Nigrán o Cambados.

Otra de su grandes aportaciones fue la de ejercer de profesor en la prestigiosa Escuela de Artes y Oficios de Vigo durante 40 años. Inició su labor docente en 1927. Según los documentos oficiales, ofrecía clases de geometría descriptiva, dibujo arquitectónico, estereotomía y construcción. Fue uno de los hombres que estuvo más tiempo trabajando en la institución. Además de arquitecto, su otra pasión era la enseñanza.

A lo largo de su vida fue reconocido con diversos galardones. Tenía en su poder la Cruz al Mérito Naval y la de Comendador de la Orden de San Olav (Noruega) y de la Corona de Italia. Su trabajo en la ciudad fue tan especial que el Ayuntamiento de Vigo le puso nombre a una calle cuando falleció. La vía se encuentra en Canido.

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