La ciudad crecía y había que responder a esa expansión con más servicios sanitarios. Se pensó en un segundo centro de especialidades para repartir las consultas que, en ese momento, se concentraban en el de Coia. El Instituto Nacional de Salud optó por ubicarlo cerca del Hospital Xeral, para que sirviera como centro de apoyo a sus saturadas urgencias. Se levantó en A Doblada y allí se trasladó la mitad de la plantilla de Coia.

Además de pasar las primeras consultas de algunas especialidades -a modo de filtro para, si era preciso, enviarlas a los especialistas hospitalarios-, las urgencias del Xeral le derivaban, mediante volante, casos leves de Otorrinolaringología y Traumatología. En este último caso, al contar con el servicio de rayos que trasladaron de Coia, hacían las placas y ponían los yesos. Cirugía hacía preoperatorios; Cardiología, electrocardiogramas... Llegó a tener un flujo de más de 3.000 usuarios al día. Con la apertura del nuevo hospital, más de la mitad de su actividad ya se ha mudado.

Son 3.754 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas. Se sometió a una importante reforma externa, que le da una apariencia moderna y su interior está en buenas condiciones.