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La construcción del crucero más grande del mundo

Viaje a las entrañas del gran coloso del mar

El vigués Félix González, uno de los dos españoles que acaba de visitar la construcción del "Harmony of the Seas", descubre los secretos del mayor crucero del mundo cuya escala inaugural será el 1 de junio de 2016 en Vigo

Solo en el buque trabajan 2.500 personas | La entrega a la armadora norteamericana Royal Caribbean del Harmony of the Seas está prevista para mayo de 2016. En el astillero STX Europe en Saint Nazaire (Francia) trabajan en la ejecución de este coloso unas 2.500 personas. El barco está completado al 65% y acaba de salir del dique seco. Ahora, a flote, su construcción continúa pero centrándose en su interior. Entretanto, Royal ha iniciado la comercialización de las primeras travesías. Se pueden adquirir pasajes por 835 euros (más tasas) por persona.

Viajar al astillero donde se está construyendo el barco de cruceros más grande del mundo es un privilegio que no se puede rechazar. Así que a pesar de tener que volar desde A Coruña a Barcelona a las siete de la mañana para enlazar con el vuelo a Nantes a tiempo, el viaje mereció la pena.

El "Harmony of the Seas", el pasado viernes por primera vez en el agua tras salir del dique seco. // Bernard Biger

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El astillero STX Europe es una enorme factoría donde cada nave tiene una función: corte de chapa, soldado de piezas o prefabricado de camarotes. Serpenteando entre naves llegamos al enorme dique seco donde se alza el coloso Harmony of the Seas. Cuanto más te acercas más impresiona, porque empiezas a tomar consciencia de lo pequeño que eres en comparación con las hélices, o simplemente con la hilera de bloques de hormigón que soportan todo el peso de este supergigante.

Entramos por un lateral separado tan solo metro y medio de la pared del dique y avanzamos por lo que serán las galerías de tripulación y almacenes. Todo es hierro, tuberías y cables, pero comenzamos a subir y en los primeros pisos la escalera ya está panelada pero protegida para que no se dañe durante los 11 meses que todavía le quedan de construcción.

Recorremos las distintas zonas características de esta clase de barco. La calle interior "Royal Promenade" es ahora un enorme hueco en las entrañas de la nave, pero como conozco tanto el Oasis of the Seas como el Allure, puedo imaginarme dónde va cada bar, tienda y restaurante. La plataforma del bar-ascensor "Rising Tide" ya está en su sitio, aunque rodeada de andamios.

Salimos a "Central Park", la zona verde que cubrirán con 12.000 plantas antes de la botadura, y seguimos subiendo. Me asomo en cada piso para ver las zonas de camarotes, pero de momento no hay nada más que los huecos de los ventanales. Los responsables del astillero me explican que los camarotes se fabrican modularmente en tierra; luego se suben a bordo mediante unas plataformas adosadas en un lateral del barco, y de ahí se colocan en su posición final transportándolos con un toro mecánico. Sólo queda enganchar agua y electricidad para que el camarote quede funcional. Así 2747 veces...

Las vistas desde las cubiertas superiores son increíbles. Los últimos bloques de este gigantesco puzzle acaban de ser colocados, por lo que todavía puedo ver la separación entre piezas pendiente de la soldadura final.

El Harmony of the Seas será 1.700 toneladas más grande que sus hermanos Oasis y Allure. Este espacio se utilizará para hacer camarotes más grandes en algunas categorías, pero esas no serán las únicas novedades. Se instalarán tres grandes toboganes acuáticos en las cubiertas superiores; y también el "Bionic Bar" donde dos robots preparan cócteles, además del "Restaurante Wonderland" que combina la gastronomía con la magia. Los camarotes interiores tendrán balcones virtuales, es decir, una pantalla cubriendo la pared mostrará la imagen del exterior en directo como si estuvieses viendo por un ventanal. La tecnología más vanguardista.

Finalmente bajamos a dique seco, un privilegio que compartimos con 12.000 visitantes, ya que cada trabajador del astillero ha podido invitar a cuatro familiares y amigos para ver al coloso de cerca antes de que sus hélices queden sumergidas durante cinco años, hasta la primera revisión. Es aquí abajo donde las sensaciones son más intensas: tocar las enorme hélices de los azipods o el último centímetro de la quilla, o pasar frente a los enormes estabilizadores te empequeñece, pero sobre todo, te hace admirar la capacidad humana para crear desafíos de la ingeniería como éste.

Me despido del Harmony of the Seas y le emplazo a vernos nuevamente en Vigo el 1 de junio de 2016, cuando realice su escala inaugural. En el regreso a casa no dejo de percibir guiños de la especial conexión de nuestra ciudad con esa región francesa, pues en el aeropuerto de Nantes dos son los aviones rotulados con publicidad de Vigo, aunque yo vuelva esta vez con otro madrugón y escala en Madrid.

* Editor de la web viguesa infocruceros.com

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