Los vecinos del barrio del San Roque observan atónitos desde hace semanas el trasiego diario y nocturno de personas en un edificio desocupado hace años. Y no es un inmueble cualquiera. De diez plantas levantadas sobre una parcela de 4.100 m2 próxima al hospital Xeral y la Plaza de España, antiguamente albergó una residencia de ancianos y hasta no hace mucho un centro de Primaria. Lindante con el Colegio Hogar, fue construido en 1960 por la Caja de Ahorros Municipal de Vigo, que lo vendió en 1987 a la ourensana Fundación San Rosendo, conocida por los problemas judiciales de su creador, el cura Benigno Moure. "Están desvalijándolo", denuncia el presidente de la asociación vecinal de San Roque, Manuel Saá, quien ayer anunciaba que el lunes llamará a la fundación para informarle de lo que ocurre con su propiedad al tiempo que solicitará la intervención policial para evitar que los "ilegales" completen el vaciado del edificio y el asentamiento de okupas.

Residentes del entorno confirman la versión del portavoz vecinal respecto a lo que vienen observando alrededor del número 2 de la calle Filipinas. "Es escandaloso que se produzca esta situación en pleno corazón de la ciudad. Hemos visto hasta entrar furgonetas y salir repletas de enseres, y a individuos a pie saliendo con todo el morro incluso cargando colchones", aseguraba a este periódico una vecina que ni hasta en una denuncia se identificaría "por miedo".

El exterior del edificio denota un absoluto abandono, con las ventanas rotas, abiertas o sin ellas; paredes desconchadas, puertas destrozadas; fachadas ennegrecidas por la humedad. Por dentro, lo que se puede ver desde la calle revela parte de lo que denuncian los vecinos: un progresivo desvalijamiento. Clientes de una cafetería cercana afirman que en esta misma semana a la entrada había varios muebles apilados, hasta radiadores, que después fueron cargados en vehículos. "Como si estuvieran de mudanza o de traslado. Con toda la cara", comentan todavía sorprendidos.

Quienes viven en frente desconocían que perteneciese a la citada fundación, pero como el resto de testimonios son rotundos al afirmar que desde el cierre del colegio nadie se ha preocupado del inmueble. Algunos sostienen que la citada entidad solo lo adquirió para dar un "pelotazo urbanístico" con la mala suerte de que el crisis económica pinchó la burbuja inmobiliaria. Para el presidente de la asociación vecinal resulta "penoso" que un edificio de estas características languidezca de esa manera. "Con la de personas que hay sin hogar... Pero la ruina comenzó con el cierre del colegio. Y la Xunta, por mucho que le pedimos que lo mantuviera abierto, no hizo caso", lamenta.

Depósito de gas

El deterioro de esta céntrica edificación podría derivar en consecuencias más graves. La asociación vecinal alerta del peligro que representa, por ejemplo, el depósito de gas que suministraba al centro de enseñanza, ubicado en el lateral orientado hacia Baixada a Salgueira. "Lo denunciamos a la Consellería de Industria. Ese depósito no puede estar así. De momento ni se han acercado por allí", añade Saá.

Entretanto crece el temor en el vecindario a que el edificio acabe atrayendo a personas como las que entran y salen estos días cargados con cosas. "Que realmente no sabemos quiénes son, pero muy legales no deben ser", razona el presidente vecinal.