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Ya han identificado hasta 3.000 especies

El "CSI" del mar extrae las últimas muestras para el mapa genético submarino de Cíes

Los investigadores catalanes completan estos días en las islas el muestreo de las rocas para elaborar el mapa genético submarino

Rasquetas, martillos, metro y tanques | Son parte de los utensilios que portan los buzos para retirar agua y restos de los fondos y de las rocas sumergidas para trasladarlos hasta Vigo, y desde aquí, por carretera hasta Girona.

Harían falta unos ojos de la potencia de un microscopio para apreciar la otra vasta riqueza oculta bajo las aguas de Cíes. Son diminutos organismos que juegan un papel clave en la biodiversidad. Intervienen, por ejemplo, en el reciclado de los nutrientes que alimenta a esa exquisita variedad de las rías con exponentes de gran renombre comercial como los pulpos, nécoras, centollos, sargos, lubinas o lenguados.Todos los estudios avalan la importancia de esos seres tan pequeños como desconocidos, pero muy pocos han logrado ponerles un nombre. Aquí reside el reto del equipo de investigadores catalanes del proyecto Metabarpark dirigido por el profesor del Centro de Estudios Avanzados de Blanes (Girona) del CSIC, Xavier Turon. Se proponen inventariar esa gigantesca población de especies a través de la huella genética que dejan en las rocas. Con la extracción del ADN de las primeras muestras recabadas el pasado septiembre, seguidas de un complejo proceso en laboratorio que culminó con sofisticadas técnicas de secuenciación masiva en Suiza, etiquetaron ya cerca de 3.000. Desde ayer están en la isla viguesa para realizar las últimas inmersiones que permitirán completar el mapa genético submarino del archipiélago.

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El trabajo de campo de esta investigación auspiciada por el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia -abarca también el otro territorio marítimo español protegido, el de Cabrera (Baleares)- se apoya como cualquier otra en la recogida de muestras. Parecería sencillo si no fuera por la dificultad añadida de bucear y hacerlo en las zonas donde se supone viven o transitan las colonias más representativas de estas aguas. Antes de zarpar ayer hacia Cíes, Xavier Turon, señaló en el mapa al director del Centro de Buceo Islas Cíes, Álex, las zonas de la inmersión de acuerdo con la profesora de la facultad de Biología de la Universidad de Barcelona, Creu Palacín, y Owen Wangensteen, doctor en el centro del CSIC en Blanes. Para la primera eligieron A Porta, el canal que separa las islas Sur y Norte; y para la segunda, el islote de Viños. "Son los mismos sitios que muestreamos el año pasado porque necesitamos determinar si varían las especies en las diferentes estaciones del año", explicaba el responsable del equipo poco antes de bajar.

Las herramientas que portan durante la inmersión ya hace sospechar de la otra particularidad del estudio de Metabarpark. Rasquetas, martillos, cuadrantes, metros, bolsas... Por algo a este equipo catalán se le conoce como el "CSI del mar", en referencia a la serie norteamericana de investigación criminal. Turon sonríe al recordarle el sobrenombre y apunta un dato que ilustra la similitud de su metodología con la empleada en el escenario de un homicidio: "Algunos investigadores que comenzaron a trabajar con nosotros están ahora en la policía".

Hasta actúan en el fondo igual de minuciosos que los agentes. Para las muestras de maërl -ese cascajo de algas calcáreas muy valorado por todos los investigadores por su enorme variedad de organismos-, las rodean con una pieza esférica para llevarse solo y con sumo cuidado la parte de mayor concentración y más superficial. Con el raspado de las rocas para retirar asparagopsis armata, una especie de alga invasora procedente de Asia aunque asentada en Cíes desde hace 20 años, todavía son más exigentes. Usan un cuadrante de 30 centímetros, y mientras un buzo lo sujeta, otro comienza poco a poco a raspar ese manto de alga.

Cuando acaban esta concienzuda tarea, sobre el pelouro sumergido de Viños destaca una ostentosa calva. Es la huella de su muestreo, del que extraerán otra casi imborrable: el ADN que revelará el gen de especies ya identificadas y otras que permanecerán sin nombre hasta su aparición en otra parte del mundo.

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