Entre los regios muros de "Torres de Santo Thomé" -el caserón que abre Rúa do Carme a Gran Vía- se han fraguado en el último siglo historias para cebar una novela. Desde que se construyó, en 1927, el lustroso palacete ha sido: bodega de vinos; hogar de una familia, culta y emprendedora, vinculada al productor cinematográfico vigués Cesáreo González; escenario frustrado de varios negocios, entre ellos una residencia; casa "okupada"; y, desde hace cerca de un mes, un centro social "okupa" bautizado como "A Quinta da Carmiña", en el que se desarrolla una intensa agenda, con cursos, conciertos, huertas, debates, charlas... Buena parte de la historia de la casa la conoce en detalle María Luisa Rodríguez, que se mudó al caserón de niña a mediados del siglo pasado. En el elegante palacete vivió hasta que se casó; y durante años -hasta primeros de los 2.000- lo siguió frecuentando mientras sus padres, ahora fallecidos, aún la habitaban.

"Mi padre, José María Rodríguez, adquirió la vivienda, con una finca de cerca de 4.000 metros cuadrados, entre 1949 y 1950; era una casa con una planta y bodega propiedad de Lorenzo Gil", rememora María Luisa Rodríguez. Que el caserón data de 1927 lo sabe por una placa de piedra con la fecha gravada. Una vez que los Rodríguez se instalaron en el número 1 de Rúa do Carme encargaron a un célebre arquitecto de Madrid que reformara la parte baja para hacerla habitable. En la señorial mansión, con salón, ocho habitaciones y cuatro cuartos de baño, se alojaban sus padres -José María Rodríguez y Alicia González- y sus cinco hijos. El personal de servicio se hospedaba en el torreón que hoy sobresale por encima de la tapia y los frondosos árboles del jardín. María Luisa llegó con apenas 13 años; casi una década después se mudó tras casarse. Parte de sus fotos de boda se tomaron en la finca de Freixeiro.

Un jardín con esculturas

"Fue la casa de mi infancia; ahora cuando pasó por allí me da mucha pena", confiesa María Luisa. Prueba de su amor por el edificio es que una de las paredes de su apartamento, en la calle Gerona, está decorada con casi una docena de fotografías del caserón. En las instantáneas se aprecia con detalle la elegancia de la finca y el palacete. "El jardín era delicioso, con figuras de piedra adornándolo", ilustra la mujer, quien recuerda con claridad el huerto que ocupaba buena parte de la trasera. Un escenario casi de película para una intensa y rica vida social. Además del parentesco con Cesáreo González -célebre productor cinematográfico vigués, llegó a ser incluso presidente de honor del Real Club Celta-, el padre de María Luisa era director gerente del Gran Hotel -el "Moderno"- y fue responsable también del concurrido Savoy, de la calle Príncipe. "La casa estaba siempre llena de gente", rememora la mujer. En el interior de la noble vivienda, pianos y un espacio en la parte alta con caballetes, lienzos, pinceles y óleos delataban la inquietud cultural de la familia.

El palacete del número 1 de Rúa do Carme fue escenario de las reuniones familiares de los Rodríguez y González durante décadas. En los primeros años del siglo XXI -ya con sus padres fallecidos-, los hermanos vendieron la casa y su amplia finca a una promotora. Según relatan los vecinos de Freixeiro, tras esa operación en la vivienda se montó primero una bodega de vinos y después una residencia. Ninguno de los dos usos prosperó. De manos de la promotora pasó a un banco y -en algún momento a lo largo de los últimos años- se convitiró en edificio "okupado". A mediados de mayo la historia del inmueble sumaba un nuevo capítulo tras aparecer colgado de la verja, una mañana, para asombro de vecinos de Rúa do Carme y peatones, un gran cartel granate que anuncia en letras blancas: "'A Quinta da Carmiña', Centro Social 'Okupado' Autoxestionado". Un vistazo a su perfil de Facebook permite conocer la intensa actividad que acoge el inmueble: cursos, conferencias, conciertos, asambleas... La última entradas en la red social anuncia un curso de iniciación al alemán. La noche del 17 de mayo, coincidiendo con el Día das Letras Galegas, ofreció "¡En galego!", un recital de rap y poesía con música de DJ.