La deformidad craneal, que suele aparecer en bebés con una media de siete meses, es la consulta más habitual en Neurocirugía pediátrica. Con los tacs craneales se determina si la patología es benigna o requiere cirugía, pero esta técnica diagnóstica tiene sus riesgos. O tenía. El servicio de Radiología del Chuvi, en colaboración con Pediatría y Neurocirugía, ha logrado reducir la radiación que reciben los niños a "dosis mínimas" sin perder calidad en la imagen.

En una primera fase -con 90 casos-, el equipo coordinado por el radiólogo pediátrico José Luis Vázquez consiguió reducir la dosis de radiación hasta 20 veces menos que la recomendada y estableció el primer protocolo internacional con unos resultados tan buenos resultados, por lo que el estudio fue publicado por la prestigiosa revista "European Radiology". Pero, en una segunda fase -con otros 100 casos-, han ido más lejos y han conseguido reducirla casi 30 veces por debajo de la recomendada, rozando el riesgo cero para el paciente. Están a punto de publicar estos resultados actualizados, que presentarán en junio en el Congreso Europeo de Radiología Pediátrica y, un mes antes, en el nacional, que se celebra en Oviedo. Con estos datos, el resto de los radiólogos del mundo podrán programar sus aparatos para conseguir los mismos resultados.

Desde 2008, el Chuvi trabajado en la reducción de estas dosis hasta llevarlas a niveles "mínimas", que disminuyen "de una forma importante" los riesgos potenciales que conllevan las radiaciones craneales. "El riesgo adicional de desarrollar un cáncer es prácticamente inexistente" y el de las lesiones del cristalino que puedan acabar en cataratas a largo plazo, es "muy bajo", según subraya Vázquez Castelo. El jefe de servicio de Radiología, Xan Vieito, defiende esta línea que sigue el principio Alara, de usar "la menor dosis de radiación que sea razonablemente posible" sin perder calidad. No son los únicos que lo intentan, Vázquez señala que todos los radiólogos del mundo se esfuerzan en ello. ¿Cómo ha logrado el Chuvi mejores resultados? "Quizá hayamos ido un poco más allá en el ajuste fino de los parámetros

En Vigo se hacen alrededor de un tac craneal a la semana para diagnosticar deformaciones y lesiones óseas en niños, un problema cada vez más habitual hasta el punto de que hoy es la primera causa de consulta en el área de neurocirugía pediátrica. Su diagnóstico precoz es fundamental para determinar si es una deformidad benigna -y se puede solucionar con medidas higiénico-posturales- o está causada por un cierre prematuro de las suturas craneales -lo que requiere el paso por quirófano-.