La afición por la música en la ciudad no deja de crecer. En el Conservatorio Profesional de Música se observa cómo lo hace por la base. En los dos últimos cursos, su alumnado se ha incrementado en un 23% hasta los 645 alumnos. Tanto la dirección como el profesorado manifiestan su felicidad por la buena salud de la que goza el interés por el aprendizaje musical. Pero las mismas cifras que les dibujan una sonrisa en la boca, también les plantean un problema: el centro inaugurado en A Florida hace diez años ha alcanzado su límite de capacidad. "Ya no da para más", advierte su director, Esteban Valverde.

En este último período de matrícula, el conservatorio ha hecho un esfuerzo por aumentar en cuarenta sus plazas con el objetivo de atender la demanda en el grado medio. Sin embargo, en el elemental se han quedado fuera 109 de los 185 aspirantes.

Además, los traslado de estudiantes desde otros centros de la provincia, se han disparado. Este curso han rozado el medio centenar, casi un 40% más que el pasado. Al director del conservatorio se le ocurren dos posibles motivos: el aumento de los precios que han sufrido las escuelas municipales de música y la difusión del buen trabajo que se hace en el centro vigués. El caso de Ana Domínguez Alonso, de 15 años y vecina de O Rosal, es un ejemplo del segundo. "Cuando acabamos elemental, el que teníamos más cerca para continuar la formación era el de Tui, pero nos recomendaron este", cuenta esta alumna de 3º de grado medio y especialidad en flauta travesera. Los padres de diez alumnos de este municipio se turnan para llevarlos a clase en coche. Tardan una hora por trayecto.

Para compensar el aumento de alumnos, el centro ha recibido "medio profesor más": un docente itinerante que comparte con el de Pontevedra. "Hemos tenido que optimizar mucho la plantilla, con horarios menos cómodos, pero ninguno de los 66 profesores se ha quejado; merece la pena el sacrificio", explica Esteban Valverde. La profesora de canto Tatiana Sajarova, comparte su opinión: "Nos adaptamos para dar clases por las mañanas, aunque el centro no tendría que abrir en ese horario; pero estamos felices de que vengan a trabajar con nosotros".

El mayor problema es el espacio en las clases colectivas. "Las de Orquesta y de Banda están al límite", reconoce el director. De hecho, se han visto en la obligación de desdoblar una de ellas. "En el aula de banda casi no entramos este año. Somos sesenta", explica Alejandra Mahía, de 16 años, que cursa 4º de Profesional de bombardino. "Estamos muy apretados y hace mucho calor", apunta Ana Domínguez. Esta situación ya ha provocado algún vahído al alumnado. "Yo estuve a punto de marearme", reconoce Irene Parada, de 16 años y estudiante de 5º de flauta travesera. De todos modos, destacan: "Nos las apañamos bien".

Las de Banda y de oOrquesta no son las únicas clases en las que se ha notado el incremento de alumnos. "En Coro somos treinta y pico. Nunca tuve tantos compañeros", relata Marina del Río, de 13 años, que lleva cuatro recibiendo clases en el centro. También la de Armonía está "a tope", señala Alejandra Mahía.

Ante esta situación y "de cara a un futuro, igual habría que plantearse una ampliación o una división del centro", propone el director del Conservatorio Profesional de Música de Vigo.