El tren Alvia se revela un auténtico revulsivo del corredor entre Vigo y Madrid. A solo una semana de que el convoy "híbrido" -combina diésel y electricidad- cumpla su primer año de servicio, su balance arroja un repunte notable de pasajeros. Entre junio de 2012 -el convoy arrancó el 17 de ese mes- y el 30 de abril el corredor ferroviario desplazó a 63.800 viajeros entre las estaciones de Guixar y Chamartín. El dato dobla al cosechado durante los 12 meses anteriores -entre junio de 2011 y 2012- cuando su predecesor, el Talgo, aún en servicio por entonces, despachó 36.300 billetes. Ninguno de los dos resultados incluye a los miles de usuarios que toman el tren para trayectos intermedios, como un Vigo-Puebla de Sanabria o Zamora. Sí recoge, en ambos casos, los del tren hotel.

¿A qué se debe ese "despegue" de la demanda? Aunque durante su primera semana de vida el Alvia acaparó titulares por retrasos -tuvo que indemnizar a cientos de pasajeros-, sus ventajas sobre el Talgo son indiscutibles. Tanto en tiempos como horarios. Hasta el 17 de junio de 2012 los antiguos convoyes se demoraban más de 7 horas en cubrir la distancia entre los andenes del Arenal y la capital del Estado. El actual S-730 lo hace en cerca de 6 horas y media; es decir, el ahorro alcanza los 50 minutos. Todo -según informó Renfe el año pasado- sin una subida del billete, que oscila hoy entre los 20,4 euros de la tarifa turista y los 67,5 de la clase preferente.

Desde hace días los Alvia suman una comodidad a mayores. La operadora estrenó el lunes una nueva frecuencia que parte de Guixar a las 8.13 horas y toca los andenes madrileños a las 14.40 h -en sentido inverso el S-730 sale a las 7.20 h de Madrid y llega a Guixar a las 13.32 h-. Ese enlace matinal responde a una vieja exigencia de los usuarios olívicos, que pueden así enlazar con numerosas conexiones tras llegar a la terminal de Chamartín.

En junio 2012 Renfe habilitó otro servicio matinal con la meseta, el "Intercity"; si bien su atractivo es cuestionable: circula vía Valladolid y se demora más de 9 horas en llegar a Madrid. Renfe lo comercializa de hecho como "media distancia", razón por la que su pasaje no se cuenta en la misma categoría que el antiguo Talgo o el S-730. El tren "híbrido" matinal tiene una ventaja añadida, ya que permite viajar entre ambas urbes desde una tarifa de 15,3 euros.

En su primer año entre Vigo y Madrid el Alvia tampoco estuvo exento de polémica. Durante la pasada campaña de Navidad Renfe comercializó un convoy "híbrido" que enlazaba ambas urbes por Santiago en lugar del recorrido habitual por la línea del Miño. El desvío por Compostela añadía 50 minutos al trayecto, lo que lo retrotraía a la marca del Talgo. El "experimento" se granjeó el rechazo inmediato de usuarios, expertos, sindicatos y políticos.