Portugal vuelve a fijar su vista en las autovías del norte para aliviar sus paupérrimas arcas. El Ejecutivo de Pedro Passos Coelho reconoció ayer que tiene sobre la mesa un proyecto para instalar 15 nuevos peajes en sus antiguas Scut -autovías gratuitas- con el que busca embolsar entre 47 y 70 millones de euros anuales. Y como ya ocurrió en 2010 bajo el mandato de José Sócrates -cuando se instalaron los primeros pórticos- la región del norte vuelve a ser la más castigada. Trece de los 15 peajes se desplegarán entre la frontera y Barra, 100 km al sur de Aveiro.

De la decena y media de nuevos puntos de peaje automático, siete se ubicarán en los viales de la concesión Norte Litoral (A-27 y A-28), la que conecta la frontera con Oporto. Solo en ella el Gobierno espera ingresar entre 17 y 26 millones de euros. La noticia despertó ayer una oleada de indignación después de que el rotativo luso Diario Económico desvelase que, en noviembre, el equipo de Passos Coelho plantease esa fórmula a la "troika" (FMI, UE y BCE) para aumentar sus ingresos.

Los planes de Portugal para la A-28 pasarían por elevar de cuatro a 11 los peajes hasta Oporto. A los que ya existen se sumarían dos entre Viana y la ciudad del Duero y otros dos de Caminha a Viana. Esta última zona está libre de tasas ahora, aunque los planes de cargarla con el gravamen se remontan a la época de Sócrates. La A-27 entre Viana do Castelo y Ponte de Lima -otra zona sin cargas hasta el momento- sumaría tres pórticos más. En el documento que elevó a la "troika" en 2012 Lisboa plantea además añadir un nuevo punto de pago en la autopista A-3 entre Maia -a aproximadamente 50 km de Braga- y Oporto.

En las autovías de Costa de Prata -A-29, A-25 y A-17- el equipo de Passos Coelho propone añadir cuatro pórticos, con lo que el tramo estaría gravado por 14. Así, gracias a tres nuevos peajes entre Miramar y Maceda y otro de Aveiro a Barra, el Ejecutivo espera sumar entre 12 y 19 millones de euros a su recaudación. En Grande Oporto -A-4, A-41 y A-42, los viales que rodean la urbe del Duero- se introduciría un pórtico en el enlace de la nacional 106 y Lousada. El tramo de la A-42 entre Longra y Felgueiras sumará otro. Gracias a ambos las arcas de Lisboa sumarían cerca de dos millones de euros.

En la región del centro y el sur, el Ejecutivo luso solo plantea introducir dos nuevos pórticos en la concesión Grande Lisboa para captar entre cinco y ocho millones de euros. Esta no será la primera vez que el Alto Miño sufra de manera especial la implantación de peajes. Los que ya existen se activaron en la región norteña en octubre de 2010 y solo se extendieron al resto del territorio luso en diciembre de 2011. Antes las villas fronterizas con la A-28, como Viana, ya habían alertado del impacto negativo sobre sus economías, con una merma notable del turismo y el cierre de decenas de negocios. El mejor reflejo de la situación lo aporta el Instituto de Infraestructuras Rodoviarias (INIR), que en sus últimas estadísticas desvela una pérdida de tráfico en la A-28 cercana al 50%. A esa "sangría" contribuyó, durante meses, las dificultades para el abono del peaje.

Tras la publicación del Diario Económico la propuesta del gobierno de Passos Coelho protagonizó el debate político luso. El Gobierno asegura que aún no tomó "ninguna decisión", pero los movimientos opositores al gravamen ya anuncian movilizaciones. La Federación de Sindicatos de Transportistas del país no oculta que ve la propuesta como "un crimen económico" y los municipios más afectados se reunieron por la tarde "de emergencia" para analizar lo que entienden como "un ataque colosal del Gobierno a las empresas y la economía del Alto Miño".