Como se venía anunciando, el 30 de noviembre de 1892 a las cinco de la madrugada, partió de Ferrol la corbeta Nautilus, con Fernando Villaamil al mando, para dar la vuelta al mundo, que concluyó en el mismo puerto el 11 de agosto de 1894, tras recorrer 40.000 millas náuticas.

Este viaje se encuadraba dentro de las celebraciones para conmemorar el cuarto centenario del descubrimiento de América. El Ministerio de Marina aprobó, a propuesta del capitán de navío Fernando de Villaamil, realizar un viaje de circunnavegación a vela con los Guardiamarinas de la Armada.

El día anterior pasó á bordo el Capitán general con objeto de verificar la revista de salida, quedando altamente satisfecho del estado del barco.

Fue construido por la casa John Eider, de Glasgow, para la marina mercante inglesa en 1866 y navegó haciendo repetidos viajes a las islas Orientales y Occidentales hasta el año 1885 en que, comisionado precisamente el señor D. Fernando Viilaamil para traer a España material de torpedos, luchó en Inglaterra con proposiciones costosísimas para embarcar aquel material y propuso al Gobierno la compra de un buque: aceptada la idea, comenzó sus tratos para adquirir el entonces Carrick-Castle, que así se llamaba el barco, y lo adquirió la comisión de marina en Londres, por mediación del señor Villaamil, en sesenta mil pesetas, algunos miles de duros menos que la proposición más económica de cuantas se habían hecho para el transporte del material de torpedos.

A su actual comandante debe España, pues, el buque escuela; que lo ha sido verdaderamente desde su creación.

Destinado al construirse, como queda dicho, al tráfico, no reunía aquellas condiciones especiales que distinguen a los buques de guerra de los mercantes diferencia que aún los profanos pueden apreciar a simple vista.

El Nautilus es de construcción mixta, de madera y hierro y al adquirirlo para España, se le dispuso conveniente el lastre y los aljibes, se le dotó de las embarcaciones menores precisas y así navegó hasta la actualidad.

El viaje de circunnavegación que va a emprender y la necesidad de aprestarse para las probables contingencias, hicieron precisas algunas reparaciones.

Como embarcaciones menores lleva el Nautilus un primer bote de diez y ocho remos, una primera canoa, un bote de tingladillo, el bote salvavidas que fue del Destructor, un botecito de la Prosperidad, otra canoa más y el bote de vapor.

En los siete años que lleva perteneciendo a la marina española el Nautilus ha hecho, entre otros viajes importantes, uno a Italia, en que le alcanzó un tiempo muy duro y corriendo un espantoso temporal perdió el mastelerillo mayor; en los días de mayor peligro un tremendo golpe de mar arrancó los gallineros que hirieron a varios individuos de la tripulación y gravemente a dos aprendices marineros que fallecieron a consecuencia de las heridas recibidas.

El Nautilus tenía prevista la siguiente singladura: a tocar en Las Palmas. A Bahía para refrescar víveres. Al Cabo de "Buena Esperanza". Al S. O. de Australia, a Melton, donde hace muchos años no ha tocado un barco español. A Sydney, a Nueva Zelanda. Atravesará el Pacífico hasta Canadá. Recalará al Callao, y Del Callao a Valparaíso. Hacer, no víveres, sino coraje para doblar el Cabo de Hornos y en el Atlántico hasta llegar a Santa Elena, tumba de Napoleón. Pasará del hemisferio S. al hemisferio N. y fondeará en Nueva York.

De Nueva York a Plymouth o a Falmouth. De allí a Le Havre y Cherburgo, para rendir el viaje en el Ferrol o en San Sebastián.

Fue sustituido como buque escuela por el Galatea y el Elcano, tras lo cual, permaneció aún algunos años como aula a flote. Por fin, fue dado de baja y desguazado en 1933 en La Graña.