De la tierra seca y agrietada al embalse al máximo del almacenamiento posible en tan solo quince días. Las intensas lluvias desde que el 23 de octubre dejó de ser éste un "otoño seco" han provocado una subida vertiginosa de las reservas de Eiras, la más rápida desde que empezó el siglo según figura en las estadísticas de Aqualia. La presa se encuentra ahora al 80% de su capacidad, el tope de su nivel según las normas de explotación para estas alturas del año, y la concesionaria empezó el miércoles pasado a liberar agua para mantener la cota estable de tres metros por debajo del límite.

La evolución de Eiras ha superado los registros del otoño de 2006, año en que se produjeron graves inundaciones en todo el sur de Galicia, cuantiosos destrozos en Vigo y su área e incluso una víctima mortal en Cangas en un temporal. Entonces fue tal la intensidad de las precipitaciones que llegó a alcanzarse a mediados de noviembre el 85% de la capacidad del embalse, –el mayor de Vigo con 22 hectómetros de almacenamiento máximo, diez veces más que Zamáns– cuando se partía del 45% en la última semana de octubre. Cuarenta puntos en veinte días. También el de 2002 fue un otoño de veloz crecimiento de reservas e incluso Eiras llegó al 100% por la intensidad de las lluvias, pero entonces ya partía de un nivel alto, del 75%, al comienzo de octubre.

Los años 2003, 2006 y 2011 fueron los tres más secos en lo que va de milenio. Sin embargo, este curso ha batido todos los récords en cuanto a crecimiento del agua embalsada en menos tiempo. El 23 de octubre, cuando se produjeron las primeras lluvias importantes, que generaron inundaciones, Eiras estaba al 43% y el Concello había declarado la alerta dentro del Plan de Emergencia. En quince días los niveles de almacenamiento se han disparado en 37 puntos, y la concesionaria libera líquido a través de un desagüe de fondo. Mientras que cada día que pasaba sin lluvias la presa bajaba medio punto, en estas quince últimas jornadas ha aumentado cinco veces más (2,46) a diario. Un resultado que no solo da fe de las intensas precipitaciones, sino también de la cantidad de agua que envía la cuenca del río al embalse.

Zamáns, con diez veces menos de capacidad (2,2 hectómetros) aumenta sus reservas mucho más despacio y de hecho aún está en niveles bajos en relación a años anteriores. Se encuentra al 48%, casi igual que en 2003 a estas alturas y ligeramente por encima de 2004. Pese a la mayor lentitud el crecimiento ha sido también muy rápido, solo por debajo de 2003, año también de riadas y temporales, cuando se produjo un salto tal que en seis semanas la presa pasó del 35% a prácticamente el "lleno".