El legado de Carlos Maside que se depositó en el Museo de Castrelos en 1968 podría dejar de estar en manos del Concello. Los herederos del artista de Pontecesures, una de las principales referencias de la pintura gallega del siglo XX, han decidido demandar a la Administración local para que les devuelva el conjunto formado por 21 obras, entre las que hay nueve de especial valía. Los sobrinos del autor reclamaron el reintegro por primera vez en 1999 y durante los últimos cinco años mantuvieron contactos periódicos con los dos últimos gobiernos municipales, que manifestaron su interés en conservar el patrimonio, sin que hasta ahora hubiesen llegado a un acuerdo. Finalmente la familia acudirá a los tribunales. "Ni es suya, ni se sienten dueños de ella. Nunca se le dio el tratamiento que merece una figura de su relevancia", explica a FARO Rosa María Maside Medina, una de las herederas. Quince de los lienzos están expuestos ahora en la Pinacoteca Municipal, inaugurada en marzo. De hecho, la portada del folleto para guiar al visitante por el recinto está ilustrada con Paisaxe de Compostela, rubricada por el autor en 1931.

Maside, que falleció en 1958, dejó en su testamento sus pinturas, dibujos y apuntes a disposición de una comisión de albaceas, entre los que hay también otras personalidades centrales de la cultura gallega. Dos de ellos, el escritor Rafael Dieste y el pintor y también literato Luís Seoane firmaron hace 43 años con el entonces alcalde vigués, Rafael Portanet, la cesión en depósito de las 21 pinturas, la mayoría óleos –hay además pastel, acuarela y tres obras en gouache–, que abarcan un periodo desde 1930 –año en el que está datada Muller Sentada– hasta 1953 (Lavandeiras). Junto a las tres ya citadas se dio en custodia al Concello para su exposición en Castrelos otras seis de gran valor como el Autorretrato del artista (1937), Tenda (1933), Costureira (1945), Dúas Paisanas (1946-48), A Res (1948) y Mercado (1950).

El anterior gobierno municipal ofreció a los herederos –José Carlos, Julio, Josefina y Rosa María– comprar estas nueve obras por 300.000 euros a pagar en tres anualidades, y se comprometió dentro del trato a entregarles las otras doce. La familia rechazó la oferta y planteó dos alternativas a la devolución íntegra: 300.000 euros por dos óleos a elegir, o 1,2 millones por el grupo principal. El Concello no accedió a esta propuesta, y el último paso hasta la fecha ha sido el encargo, por parte del anterior edil de Patrimonio Histórico, Eudosio Álvarez, de una tasación a una empresa especializada. Los sobrinos de Maside han resuelto no esperar más. "Está decidido. Nos han hecho un planteamiento ridículo, y la única forma de que aprecien la obra es pagando su valor", justifica Rosa María Maside, quien considera que el Concello no dio al autor el trato que merece en estas cuatro décadas pese a contar con una parte importante de su producción. "Solo las cedieron para una exposición específica sobre Maside, y tuvimos que enmarcar las pinturas, porque aún tenían los marcos originales", ejemplifica la sobrina del artista, quien agrega que "ni siquiera en el 50º aniversario del fallecimiento organizaron una muestra conmemorativa". La exhibición en la Pinacoteca es "el único acto que han hecho en todo este tiempo para darle renombre", indica. La familia asegura que velará por la unidad y la puesta en valor del legado. "Queremos que se reconozca su obra. Nuestro tío era muy importante para nosotros y ésa era su voluntad", prosigue.

El contrato de 1968 establece que "el depósito se constituye sin plazo determinado" y "se efectuará la restitución (...) cuando así lo dispongan los depositarios o, en su caso, los herederos del autor". La primera petición de devolución se produjo en 1999, siendo Carlos Príncipe responsable de Cultura. Sin embargo, el Concello no reconoció a los herederos, ya que el testamento dejaba las obras en poder de los albaceas. El documento indica que transcurridos 15 años desde la muerte la propiedad podría pasar a "aquel de sus familiares pobres que a juicio de dicha comisión, por su amor al arte, a la tradición, a los suyos y su preparación (...) mejor pueda estimarlas y conservarlas, o permanecer en depósito (...) en poder de alguna institución o entidad que se considere pertinente". En 2001 los miembros de la comisión que aún vivían otorgaron los derechos a los cuatro sobrinos, y en 2005 un juzgado compostelano lo avaló.

Con Ignacio López-Chaves como edil el Concello ofreció 43.800 euros por las 21 pinturas en base a la tasación para la póliza de seguros, una propuesta desechada de inmediato por la familia. Con el bipartito, a través de Patrimonio Histórico y la dirección del Museo de Castrelos, continuaron las conversaciones, reuniones, cartas e intercambio de mails, y se produjo la oferta de 300.000 euros, también rechazada. Las partes no se pusieron de acuerdo sobre la designación de peritos para hacer otra valoración, y el Concello acabó por encargarla motu proprio. Antes de la campaña se interrumpieron los contactos, y los herederos han resuelto ir a los tribunales.