Son los guardianes del Casco Vello. Velan por que los propios vecinos y también los visitantes que se acercan a la zona antigua de la ciudad estén lo más cómodamente posible. Se trata de los llamados cuidadores de barrio, un servicio pionero en Galicia que lleva tres meses funcionando a pleno rendimiento. Siete mujeres y tres hombres se encargan de que todo esté en su sitio. Por el momento, la ‘patrulla naranja’ está operativa todos los días de 7 a 23 horas, pero a partir de verano también trabajará durante la noche, ampliando así la atención a los ciudadanos las veinticuatro horas, según confirma el teniente de alcalde, Santiago Domínguez.

Roturas en las bocas de riego, desperfectos en el mobiliario urbano, caídas de personas en las calles, ayudas con las bolsas de la compra, dar cuenta de un solar abandonado o guiar a una persona por el Casco Vello son sólo algunas de las intervenciones realizadas por este servicio municipal. Desde su puesta en marcha, a mediados de diciembre, los cuidadores realizaron un total de 3.768, de las que 2.857 correspondieron a notificar desperfectos en calles o edificios. “Del total de incidencias, el 80% ya están resueltas. Tenemos a dos empresas contratadas para reparar los daños; así se agiliza la solución de los problemas”, asegura Domínguez, quien muestra su satisfacción con el resultado del servicio. “Hablamos con los vecinos y comerciantes, y están muy contentos”, señala.

El propósito de los cuidadores es tener presencia en la calle, así como ayudar a la gente que lo necesite con indicaciones u otras acciones y dar cuenta de los daños causados en el pavimento y mobiliario urbano. Son guías y vigilantes. Cada notificación llega en tiempo real a través de una PDA a una página web a la que accede desde su oficina la coordinadora del servicio, Ana Rodríguez. “Estamos muy satisfechos con la acogida de la gente, muchos vecinos ya llaman a los cuidadores por su nombre”, expresa.

La mayoría de los trabajadores son personas con dificultades para insertarse laboralmente. Su empleo es agradecido, y en él se relacionan durante toda la jornada laboral con los transeúntes que se acercan hasta el Casco Vello. “No es que seamos imprescindibles en la vida de las personas, pero si no estuviésemos, el día a día aquí sería más complicado”, confiesa la coordinadora.

En cuanto al funcionamiento de la actividad, ésta se divide en tres zonas: la parte alta del Casco Vello, la baja y la zona de Pobladores. Ante la buena acogida del servicio, Tenencia de Alcaldía estudia ampliar los acompañamientos a personas mayores a otros barrios de la ciudad.