La habitación 512 del Hospital do Meixoeiro se ha convertido en cuatro paredes en las que rebosan impedimentos. Aparte de la poca movilidad que de la que dispone el padre de José Luis Ferreira debido a su enfermedad, el vigués tampoco puede ponerse en contacto con su familia fácilmente.

A sus 74 años, debe marcar un total de 30 dígitos para poder hablar por teléfono desde la habitación en la que está ingresado desde hace tres días. El proceso tiene lo suyo. Los usuarios que están hospitalizados en el Meixoeiro deben adquirir una tarjeta en la cafetería del centro sanitario para poder realizar una llamada desde su cuarto. Luego tienen que descolgar el teléfono y marcar el 0. Acto seguido hay que pulsar el 900902397 y esperar a que la operadora pida el pin que se encuentra en la zona gris de rasca en la tarjeta. Luego hay que introducir el PIN, de once dígitos, y el último paso sería el más sencillo y el único necesario para poder realizar una llamada desde cualquier otro teléfono: marcar el número del destinatario de la conferencia.

Pues este procedimiento, que suma un total de 30 números, deben seguirlo tanto pequeños como mayores para poder ponerse en contacto con sus familiares y amigos. Algo nada fácil.

"A una persona de 75 u 80 años le resulta imposible no equivocarse en todo este proceso", se quejaba José Luis Ferreira, quien pensó en realizar una reclamación formal en el hospital pero prefirió no presentarla porque tenía que hacerlo a nombre de su padre, a quien opta por mantenerlo en el anonimato.

Ferreira reconoce que hay teléfonos en los pasillos, pero apostilla que "las personas con movilidad reducida no pueden acceder a ellos".

Un negocio "rentable"

José Luis Ferreira, aparte de que no ve con buenos ojos que las personas hospitalizadas tengan que desplazarse hasta la cafetería para poder comprar la tarjeta telefónica, considera que "hay alguien interesado en que se vendan estas tarjetas tan incómodas". Apunta que se trata "de un negocio muy rentable, ya que todo el mundo las utiliza".

Este vigués incide en que el caso de su padre no es el único del Meixoeiro, "puesto que aquí hay muchísimas más personas mayores que se encuentran con las misma problemática". "A la gente que se lo cuento le parece increíble", finaliza José Luis.