Sin escatimar adjetivos, para bien o para mal, y con algún gazapo, las guías de viaje ofrecen muchos Vigos distintos. Y es que en el exterior no siempre tienen una imagen acertada de la ciudad. Lo demostró hace días la armadora del Oriana al identificar la coruñesa Plaza de María Pita con Vigo. Y también hace ya diez años las guías turísticas al ofrecer una ciudad gris y maloliente para referirse a Vigo. Varias denuncias emprendidas entonces por este periódico movieron a la concejala de Turismo del momento, Dolores Villarino para intentar modificar la visión de la ciudad en estas publicaciones. Años después, FARO "pasa revista" a las guías que los turistas adquieren para visitar Vigo. Y el resultado es, al menos, curioso. Las editadas en Galicia o España son mucho más benévolas y pintan una ciudad espectacular, al amparo de su actividad pesquera e industrial y con una prolífica actividad cultural. Para los que se guíen por los manuales extranjeros, la visión difiere un poco.

n La ciudad. El críptico resumen que los usuarios de la británica "Eyewitness Travel Guide, Northern Spain" de Dorling Kindersley se van a encontrar de Vigo dice: "es la mayor ciudad de Galicia y posee un animado puerto y una zona industrial". En "The Rough Guide to Spain", por su parte, se indica que "es innegable la magnífica vista desde un buque al entrar al puerto, sin embargo, hay que decir que una vez en Tierra no está a la altura de la promesa inicial". La "Guía Azul de Galicia", de Ediciones Gaesa (guías Azules de España, S. A.) concibe a la ciudad como un "centro editorial importante dentro de las letras gallegas; trazado sinuoso y empinado que acunó en los `80 a parte de la posmodernidad española; caos urbano debido a su fuerte crecimiento decimonónico; ciudad tomada por los bancos y las aseguradoras; crisis pesquera; modernidades urbanas; y auge demográfico inmerso en una gran y anarquía urbanística".

n El tráfico. Motivo de abundantes quebraderos de cabeza para los vigueses, las guías de viaje advierten de ello a los turistas. "Trotamundos", de Hachette Livre explica a sus lectores que "despotricaréis contra las señales de tráfico casi inexistentes (aunque necesitaréis el coche porque la ciudad es grande)". Eso sí, advierte, "a Vigo uno viene un mes y se queda 10 años". "Guíarama. Rías Bajas", de Anaya Touring Club, no obstante, cree que "es mejor aparcar el coche y caminar tranquilamente para recorrerla", ya que la define como una "ciudad agitada".

n Calles y monumentos. "En Vigo no abundan los edificios antiguos, pero sí tiene llamativas esculturas modernas, como los caballos de Oliveira", explica la "DK Eyewitness Travel Guide, Spain" de Dorling Kindersley. Y es que la Plaza de España, con O Berbés, son las visitas más recomendadas. Eso sí, "Trotamundos" advierte que "las tabernas refugiadas bajo gruesos arcos medievales forman un cuadro pintoresco que no creemos que dure mucho, teniendo en cuenta las obras que se están llevando a cabo (párkings subterráneos y acondicionamiento de parques, entre otros)". Al menos, las tascas las ubica, porque esta guía cree que Samil está en Canido.

n La nomenclatura. Por falta de documentación o simples errores tipográficos, las guías no aciertan al nombrar los destinos. En "Trotamundos" se relatan: "Vigo cultiva el gusto por las esculturas modernas. El Sirenio, que se yergue en Porta do Sol, se ha convertido en emblema de la ciudad. Pero el más conocido, en la avenida García Bardón, sigue siendo el monumento a la gloria de los representantes del comercio".