Los cómicos del Club de la Comedia se harían de "oro" buceando en el departamento de Ejecutiva del Concello de Vigo. La entrada de 300 recursos de Tráfico diarios les darían para cientos de monólogos de lo más cómico. La seriedad que se presupone a estos escritos, se mezcla con el mundo de lo absurdo. El objetivo de todos es el mismo: cancelar una sanción. La forma de "suplicar" es de lo más variopinta. Faltas de ortografía, relatos de lo más poético, argumentaciones sin sentido o palabras sacadas de la manga engrosan cientos de recursos. "Algunos salen adelante. Otros se quedan en el camino porque no tienen sentido alguno, pero por lo menos nos hacen reír", aseguran desde el Concello, donde incluso tienen archivados en una carpeta los escritos más jocosos.

El sin sentido y lo gracioso son dos de los ingredientes más comunes. El recurrir por recurrir queda patente en multitud de escritos. "Hace unos meses un conductor fue multado por el radar en la calle Gran Vía. Unos metros más adelante se estaba haciendo un control de alcoholemia; se le paró y dio positivo. Cuando le llegó la multa por el exceso de velocidad no se le ocurrió otra cosa que recurrir la sanción, pero su argumento no tenía ni pies ni cabeza. Pretendía que se le retirara aduciendo que estaba borracho y no podía saber a qué velocidad circulaba ante la imposibilidad de mirar el cuentakilómetros. Que en sus circunstancias no podía ser consciente de ello. Por si había alguna duda, presentó la prueba de la alcoholemia positiva que se le practicó", recuerda un agente de la Policía Local.

"Abajar de mi coche paso como 60 h y me kede mirando para ellos sin motivos de aldar". Sintético pero indescifrable. Éste es el recurso que presentó otro vigués para librarse de una multa por mal estacionamiento. Escrita a mano y con claros errores ortográficos. Por supuesto, el conductor no logró convencer al departamento de Ejecutiva para librarle de la sanción. "Recursos de este tipo nos llegan a montones", confiesan.

Multódromo

El "multamóvil" está dando mucho juego a la hora de recurrir. Paralelamente al incremento de multas por mal aparcamiento, se multiplicaron también los recursos. Ni "orejas", ni vision car. Varios vigueses ya lo han bautizado como "multódromo". Pare por espacio menor a un minuto a bajar 2 Bolsas de la compra al portal de mi vivienda, dejando Las luces intermitentes, y cuando fuí a subir al coche el multódromo pasaba. Como es posible que no pueda siquiera dejar la compra en mi casa, no obstaculicé el paso, no causé trancón, dejé los intermitentes y duré menos de un minuto. Más claro y gracioso imposible, pero la argumentación brilla por su ausencia. Éste recurso engrosa también la carpeta de escritos jocosos.

En el apartado de palabras inventadas los radares también tienen un espacio, o más bien el agente que activa el mecanismo, conocido como el "cinemometrista" por un vigués que presentó un recurso asegurando que había sido multado por exceso de velocidad cuando su coche, averiado, estaba siendo empujado por varias personas. Además, al igual que multitud de conductores, éste prefiere cerrar su escrito con una denuncia contra los agentes de policía y no con una súplica cariñosa con la que, quizás, pudiera lograr la compasión de los funcionarios y que éstos le retirarán la sanción económica. "En virtud de lo anteriormente expuesto, el vehículo sancionador se hallaba incorrectamente estacionado en una zona exclusiva para carga y descarga de materiales combustibles de la compañía ferroviaria ADIF, y obstaculizando la visión del paso de peatones que en parte ocupaba", recrimina en el recurso.

Equivocaciones

Y, cuando es la Policía o el departamento de Ejecutiva el que comete un fallo y tramita multas sin sentido, como la conocida hace una semana cuando se envió un aviso de sanción a una conductora por circular a 750 kilómetros por hora, los recursos se convierten en auténticas mofas hacia el Concello. Que más quisiera yo que hacer 1.300 kilómetros en coche a mi edad. Mi Ford dispone de serie de un acusador acústico para obligar a usar el cinturón de seguridad so pena de tortura. Ruego al agente repase la foto y la matrícula para mi tranquilidad. A mis años nos preocupamos por todo y un susto de éstos a parte de lo desagradable, desvela, créanme. Éste fue el escrito remitido por un octogenario almeriense al que se le remitió una sanción por circular sin el cinturón de seguridad por las calles de la ciudad cuando -confiesa- "jamás salí de las provincias limítrofes".