José tiene la piel curtida por el mar. Se echa disolvente para sacarse la pintura verde con la que se manchó la cara. Está pintando una barandilla. Desde los 19 años hasta los 55 años trabajó en el mar. Aún recuerda barcos de vapor que quemaban carbón y la competencia de la época era el San Adrián, que "iba como una máquina de coser", explica. "Muchas veces andaba más para atrás que para adelante". "Estando el verano bueno, había para todos, pero si no... Después llegó Mar de Ons". "Desembarcábamos por la playa que allí es vertical, íbamos hasta encallar el barco de proa. De atrás se echaba un ancla... Embarcaban allí diez o doce personas. Había mujeres que iban y se mojaban todas", recuerda. Una vez, el muelle quebró por temporal. Tuvieron que reponerlo entre ellos y los del cámping.