Las operaciones para solucionar la obesidad mórbida no sólo dan como resultado una recuperación de la salud física -y muchas veces psicológica- de los pacientes. También devuelve la posibilidad a las mujeres de quedarse embarazadas, ya que esta enfermedad suele ir asociada a problemas de fertilidad, entre otros, y a tener embarazos de altísimo riesgo y desaconsejables a nivel médico. Así, cinco de las mujeres operadas en el Hospital del Meixoeiro de Vigo ya han dado a luz tras pasar por este tipo de intervención, dando como resultado siete niños sanos (dos de ellas han tenido ya dos embarazos). Además, otras tantas le dieron un hermano pues tenían hijos anteriores a la cirugía.

A pesar de que tuvieron que ser tratadas como embarazadas de alto riesgo, el seguimiento realizado demostró la normalidad de sus procesos de gestación. La jefe de sección de Cirugía General y Digestiva, Isabel Otero, explica que "el miedo era que las carencias en la dieta o los déficits de la cirugía pudieran influir en el desarrollo fetal, pero no fue así. Nacieron niños normales y completamente sanos". Los resultados de este estudio serán presentados por ella y por el facultativo especialista Ignacio Maruri en el Congreso Internacional de Cirugía de la Obesidad que se celebra en septiembre en la ciudad lusa de Oporto.

Ambos insisten en que la obesidad mórbida "es una enfermedad seria, no sólo una cuestión estética". Además de los problemas de fertilidad y sexuales provocados por las dificultades de movimiento y por los hormonales, causa otras enfermedades como la hipertensión, la diabetes o el dolor de articulaciones. Unas dolencias de las que el paciente se recupera con la pérdida de peso.

Este equipo de Cirugía General -área con el doctor Enrique Casal como jefe de Servicio- destaca que la operación de la obesidad mórbida "hace que cambie la vida de la persona" y señalan que "muchos de ellos tienen problemas para relacionarse con otras personas porque sufren de complejos, que olvidan al perder peso tras la operación". El grado de satisfacción es tal que, apunta la doctora Otero, "un 99% de ellos nos dicen que si llegan a saber lo que les esperaba, se hubieran operado antes porque reconocen que el beneficio de perder peso es mucho mayor que pasar por la intervención".

Desde que comenzaron a operar a mediados de 1997 han pasado por el quirófano 160 pacientes, con un perfil de mujer de entre 30 y 40 años. Sin embargo, el más joven tenía 18 años; el mayor, 68. Y el más obeso fue un hombre que pesaba 210 kilos.

Insisten en que la operación ayuda a perder peso, pero también informan al paciente de la necesidad de llevar una dieta sana "aunque pueden comer de todo", y de realizar revisiones anuales. "Tenemos personas que han perdido hasta cien kilos y se considera que la técnica, que consiste en la reducción del estómago y en la realización de un by-pass gástrico, es un éxito cuando se pierde al menos el 50% del sobrepeso".