Con 16 años José Costas ingresaba en el seminario. Su vida como párroco estuvo a caballo entre las iglesias de San Ciprián, Cerdeira o Padrones. Pero fue en 1968 cuando volvió a su San Paio de Navia natal. Llegaba como ayudante y no sabía que desde entonces le esperaban 38 años al frente de la parroquia. A sus 80 años de edad, José Costas ha dicho "hasta aquí", y se retira orgulloso por su trabajo. Sus fieles también lo están de él, y por eso le rinden hoy un homenaje en el que descubrirán una placa.

- Después de estar en varias parroquias, con 42 años le destinan a la de San Paio de Navia. ¿Cómo lo recibió?

- Fue una buena noticia. Volvía al barrio donde había nacido y fue una alegría poder reencontrarme con mis vecinos. LLegué como ayudante del cura y al poco tiempo ya estaba al cargo de la parroquia.

- Han sido 38 años al pie del cañón. ¿Con qué se queda del trabajo realizado?

- Son muchos momentos buenos y también malos los que guardo. ¿Lo mejor?, sin duda el apoyo que siempre tuve de los vecinos. Cuando llegué la iglesia estaba muy mal y fue cuando se comenzó la construcción del nuevo templo. En él dejé mi vida y mis dineros. Es de lo que más orgulloso estoy.

- Con 80 años decide abandonar. ¿Ya no quedan fuerzas?

- No muchas. Estoy regular de salud y me pongo muy nervioso porque quiero hacer cosas como antes y la edad no me lo permite. Es bueno que haya renovación; Alfredo -el nuevo párroco- estoy seguro que lo hará igual o mejor que yo.

- Algo que no ha podido hacer y que le gustaría...

- Un templo en el Pau de Navia. Eso ya es cosa del nuevo sacerdote.

- Y a partir de ahora...

- Retirarme en San Paio y seguir ayudando en lo que pueda en la parroquia.