Dice una vieja leyenda que, tras crear el mundo, Dios se apoyó sobre la tierra a descansar y con los dedos de su mano formó las rías gallegas. En el extremo de una de ellas, creció una villa de piedra y agua, Soutomaior. Una villa con historia y dos sabores únicos, sus ostras y su vino albariño. La fiesta de la ostra y el certamen de la camelia son los principales festejos durante los primeros meses del año y una excusa perfecta para sumergirse en la belleza natural del municipio, su historia y su gastronomía.

El castillo. En lo alto del valle del río Verdugo descansa uno de los grandes tesoros del patrimonio histórico gallego, el castillo de Soutomaior, residencia de Pedro Álvarez de Sotomayor, conocido como Pedro Madruga, y escenario de algunos de los acontecimientos de mayor relevancia en la historia de Galicia. Rodeado de sus impresionantes jardines, reconocidos con el galardón de excelencia internacional, nos transporta en el tiempo de vuelta a la época medieval, a una atmósfera mágica de cuentos y leyendas que aún hoy en día perdura y se puede sentir en sus salones.

Uno de los mayores atractivos del castillo son sus jardines, galardonados con el premio de excelencia internacional, y su amplísima variedad de camelias. Por este motivo, sirve de escenario para uno de los mayores festivales florales de la provincia, el Certamen de la Camelia, que este año tendrá lugar los días 23 y 24 de marzo. Un fin de semana perfecto para visitar esta joya arquitectónica y admirar las más de 50 especies diferentes de camelia aportadas por todos los participantes y expositores.

La ostra. La gastronomía de Soutomaior es reconocida internacionalmente por sus dos grandes exponentes, la ostra de Arcade y el vino albariño. La primera protagoniza la principal fiesta gastronómica local, que este año se celebra el 6 y 7 de abril. Durante los dos días habrá actuaciones folclóricas por el centro urbano y el propio recinto.

El Camino. De todos los itinerarios jacobeos existentes, el que transcurre por Soutomaior es uno de los que menos desniveles presenta. Una gran ventaja que, sumada a las espectaculares vistas de las rías gallegas, convierte a esta variante en una de las más utilizadas cada año por los peregrinos. La etapa que recorre Arcade es el mejor ejemplo de estas virtudes, con un recorrido tranquilo por el centro de la villa y una vista única de la unión del río Verdugo con la ría de Vigo.

Para muchos, es esta la etapa más bella del Camino Portugués, en la que tras atravesar las calles Barroncas y Coutadas el peregrino abandona la zona a través del puente medieval de Pontesampaio, lugar de referencia de una de las principales batallas durante la ocupación francesa de 1809 y donde, desde hace unos años, se realiza una representación histórica en la que los vecinos echan a las tropas napoleónicas.