La lluvia contribuyó ayer a la lucha contra los incendios forestales en Galicia, que este verano han quemado más de 42.000 hectáreas. Durante la jornada, los servicios de extinción dieron por apagados tres fuegos y al cierre de esta edición se mantenían activos otros tres: dos en Lugo y uno en Ourense, que sumaban ya 2.165 hectáreas quemadas.

Por la mañana ya se había extinguido el incendio en Castrelo do Val (Ourense), en la parroquia de Campobecerros, tras quemar 173,19 hectáreas y con varios focos de origen, por lo que la Consellería de Medio Rural asegura que “todo apunta a que fue intencionado”.

Por la tarde quedaron apagados los fuegos de Oímbra, parroquia de As Chás, con 88,83 hectáreas y Riós, parroquias de Fumaces y A Trepa, con algo más de 94 hectáreas afectadas.

Al cierre de esta edición, Medio Rural consideraba controlado el incendio de Ribas de Sil, en la parroquia de Torbeo, en un punto de la provincia de Lugo que limita con la de Ourense, tras quemar 40 hectáreas .

También quedó estabilizado el fuego en Pantón (Lugo) con 25 hectáreas afectadas.

Además, se considera controlado el incendio más grande, con 2.100 hectáreas, que es el que une los focos que empezaron en Laza, parroquia de Camba, y en Chandrexa de Queira, parroquia de Queixa.