En los últimos cinco años, los jabalís han tomado las calles gallegas. Así lo atestiguan los vídeos y fotos de los propios ciudadanos: a lo largo de 2021 los jabalíes se han paseado por el puerto de A Coruña o la calle Juan Flórez, ya a finales de 2020 una madre con sus jabatos cruzaban tranquilamente la parroquia viguesa de Coruxo, en Lugo han provocado accidentes de tráfico en pleno centro. Pero la peor parte se la lleva Ferrol, con incluso el ataque a una mujer en el barrio de Caranza. Para un mayor control de la población, la Xunta anunció ayer que colaborará con los concellos para la instalación de jaulas trampa en zonas urbanas o periurbanas.

En Galicia, el censo de jabalís se acerca a los 200.000 ejemplares. Sindicatos como Unións Agrarias calculan además que los daños causados ascienden a 15 millones de euros, incluidos los accidentes de tráfico. De hecho, la mitad de los siniestros en Galicia ocurren por la entrada de animales en las vías. El protocolo de control parte de la Consellería de Medio Ambiente, con otras medidas preventivas a mayores de las jaulas para evitar recurrir a las acciones cinegéticas

Este sistema ya se aplicó “con buenos resultados” en explotaciones agroganaderas de distintos puntos de la comunidad. El objetivo consiste, según Medio Ambiente, en “reducir de forma efectiva y segura el número de ejemplares y avistamientos de esta especie silvestre en zonas próximas a las ciudades o a núcleos urbanos y periurbanos”. En estos espacios no se permite la caza y “la presencia de jabalís genera una notable alarma social”.

La ciudad pionera para este dispositivo será Ferrol, “por ser una de las áreas gallegas que concentra una mayor presencia de esta especie”. El propio concello anunciaba hace unos días que tendría que recurrir a estas jaulas debido al preocupante incremento de esta fauna silvestre, que incluso entra por las noches en los recintos escolares. Según fuentes municipales, “el sistema aún no está listo porque se está tramitando la contratación”. Pero se da por hecho que habrá jaulas al menos en Canido, uno de los barrios de mayor expansión y por donde los jabalís campan a sus anchas casi cada noche. Se trata de una de las zonas más “afectadas”, aunque las denuncias vecinales aumentan sobre todo cuando proliferan vídeos de estos animales en las redes sociales.

El plan autonómico, con un convenio marco con los municipios interesados para aportar seguridad jurídica, también incluirá otras actuaciones “para que estas áreas sean menos favorables para el asentamiento del jabalí”. “Sabemos que existe esta problemática en varios concellos, y pedimos la colaboración municipal para la limpieza de las zonas de encame donde se resguardan los jabalís para después salir a buscar alimento de noche”, explica la directora xeral de Patrimonio Natural, Belén do Campo. Además de los desperfectos en los espacios públicos o el peligro para los viandantes; el protocolo pretende evitar otros daños: como posibles enfermedades o los accidentes de tráfico.

Los métodos de control poblacional se compatibilizarán con los criterios de conservación. Desde la Xunta recuerdan que se trata de “animales salvajes potencialmente peligrosos”. Aunque los sindicatos agrarios hablan de daños millonarios, las ayudas autonómicas a las explotaciones rondan los 1,45 millones de euros al año según la última convocatoria. De todos modos, en esta edición cada ganadero puede aspirar a 2.500 euros cuando antes las cantidades eran de 2.000. También hay ayudas autonómicas enfocadas a la prevención, de menor cantidad, como colocación de pastores eléctricos.

Cada año, se realizan unas 21.000 batidas de jabalís en Galicia. De hecho, a finales de agosto la Xunta permitía esas batidas sin límite de ejemplares en casi el 70% del territorio. Se incluyen crías y hembras, y la caza puede realizarse hasta el 27 de febrero como una medida de control poblacional de carácter temporal. La administración también quería limitar los incidentes causados por esta especie sobre la agricultura, la ganadería, los montes o la propia caza. Se trata de una declaración de emergencia cinegética temporal en 29 comarcas de las cuatro provincias, la segunda ocasión en la que la Xunta recurre a este instrumento recogido en la Ley de Caza gallega.