Pese a la pandemia, los concellos acabaron el pasado año con superávit: ingresaron más de lo que gastaron. Es la novena vez consecutiva que cuadran sus cuentas con lo que se convierten en las administraciones, junto con las diputaciones, que más contribuyen a la senda de estabilidad financiera. Y consiguieron acabar en positivo pese a que sufrieron una reducción de los ingresos debido a la pandemia que la compensaron con un recorte de los gastos.

Los ayuntamientos gallegos cerraron 2020 con un superávit de 89 millones, una cifra inferior a la registrada en 2019 (93 millones); 2018 (186); 2017 (210) y 2016 (165). La merma en la recaudación de los impuestos directos e indirectos y las tasas explica esta rebaja, aunque no entraron en números rojos porque también redujeron los gastos en un 7,3%. Los ingresos fueron un 10% menos.

El año pasado se rompió la racha de 13 seguidos en los que los concellos no pararon de aumentar sus ingresos a través de los impuestos. La necesidad de sanear las cuentas y de hacer frente a los gastos llevó a las corporaciones locales a aumentar la presión fiscal durante los peores años de la crisis. Tributos como el IBI urbano crecieron y los consistorios recaudaron más.

Para no tener que volver a reducir los gastos y que no aumente el número de municipios que cerraron sus presupuestos en negativo (91 de 313), los concellos quieren recaudar más este ejercicio vía impuestos y tasas. La previsión para este año es que los ingresos por estos dos apartados alcancen los 1.397 millones. Sería la cifra más alta de la historia y un 7,4% más que los 1.300 de 2020, que habían sido 62 menos que un año antes.

Debido a la caída de la recaudación por los impuestos del año pasado, se mantuvo, con un ligero recorte, el número de ayuntamientos que cerró sus presupuestos en números rojos, es decir con más gastos que ingresos. Si en 2016 fueron 76; en 2017 sumaron 82; en 2018 alcanzaron los 63 y en 2019 llegaron hasta los 99. El año pasado se redujeron hasta los 91. Pese a ello, casi un tercio del total.

Para evitar esta circunstancia, siete de cada diez corporaciones gallegas han previsto para este año, en sus cuentas que han enviado a Hacienda, elevar sus impuestos para recaudar 100 millones más entre todos.

Hasta finales de septiembre, 225 de los 313 consistorios habían remitido sus presupuestos de 2020 al ministerio. De ellos, 166 (el 73,7%) notificaron que subirían este año la recaudación por los impuestos y tasas que cobran a sus vecinos y solo 59 (el 26,3%) comunicaron que se mantendría o que se rebajaría.

Dentro del primer grupo, la clasificación está liderada por dos de las siete grandes ciudades. A Coruña es la que más tiene previsto percibir este año por los impuestos con respecto al pasado ejercicio: 18,5 millones. Le sigue Lugo con 13,9. En el tercer lugar se sitúan dos municipios del área metropolitana coruñesa: Arteixo, con 8,4 millones más y Culleredo, con 3,4. El quinto puesto es para la ciudad de Pontevedra, con 3,4 millones, y el sexto, para Oleiros, con 3,2.

En el lado contrario, aparecen los concellos que en sus cuentas han previsto que este año recaudarán menos por los impuestos y las tasas. Lidera la clasificación Vigo, con 1,5 millones menos, seguido de O Porriño con 1,2.