Recorrer de manera sostenible largas distancias sobre tierra y agua, aterrizar en casi cualquier lugar y realizar labores de inspección o reparto de paquetería ligera, pero también para la carga de grandes volúmenes o transporte de personas, como son los taxis aéreos no tripulados. Son los drones verdes en los que trabajan el Instituto Tecnológico de Galicia (ITG) y el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).

La alianza investigadora entre ambos centros se propone que el hidrógeno producido a partir de fuentes de energía renovables sea una alternativa limpia para las operaciones con drones, especialmente –apuntan– en el escenario de alta densidad de vuelos que la normativa habilitará en los próximos años. La iniciativa se propone implantar el repostaje con energía verde a dos escalas: con drones de menos de 25 kilos y con drones de carga.

Con este proyecto, las actuales aeronaves no tripuladas, con horas de vuelo muy limitadas y los puntos de aterrizaje acotados, los drones podrán aumentar su disponibilidad –en más de un 400%– al incrementar su autonomía de vuelo y reducir los tiempos de repostaje en puntos de recarga automatizada, conocidos como vertipuertos. Con esta recarga se evita tener que realizar la carga de baterías entre dos operaciones. Su uso permitirá vuelos sostenibles y además garantizará más operaciones en distintos escenarios. El hidrógeno verde se obtiene mediante electrólisis, proceso por el que, a partir de agua y electricidad se produce hidrógeno y oxígeno por separado.