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La Religión pierde adeptos en las aulas gallegas

Imagen de un colegio. Xoán Álvarez

En 1999, antes de clausurar el siglo XX, tres de cada cuatro parejas que decidían unirse en matrimonio en Galicia lo hacían en el altar de una iglesia y ante un sacerdote. Diez años después, los matrimonios civiles tomaban el relevo por poco. En 2019, último año no influido por los efectos de la pandemia, la celebración católica había retrocedido aún más, hasta protagonizar tan solo el 17% de los enlaces. Los datos recopilados por el IGE reflejan una desvinculación con el mundo religioso que se traslada a otros frentes, por ejemplo al educar a sus hijos.

La vinculación religiosa de las generaciones más jóvenes es “cada vez más débil”. Aunque el proceso de secularización en las sociedades europeas occidentales no haya arrancado anteayer, sino que se remonta a varias décadas atrás, se “acentúa” cuanto más jóvenes son los colectivos que se analizan. Así lo explica el profesor de Sociología de la Universidade de Vigo José Durán y con esa “tendencia” relaciona el que la asignatura de Religión –casi toda ella Católica– haya ido perdiendo fieles en Galicia entre los más pequeños: Infantil y Primaria.

Según datos facilitados por la Consellería de Educación, en el curso actual están estudiando la asignatura un total de 30.754 niños menores de seis años, en Infantil, y 78.848 de entre seis y doce, en Primaria. Los primeros suponen un 14,4% menos que los inscritos en el curso 2017/2018 y los segundos, un 12,4%.

Aunque una parte de la caída puede estar justificada por la sangría demográfica que afecta a Galicia y la reducción de alumnos en esas edades, este tipo de factor solo daría cuenta en teoría de la mitad de la disminución en el caso de infantil.

El que vaya a más el proceso de secularización explicaría el resto. A juicio de Durán, es una tendencia “clarísima” que “viene de atrás” y que se “acentúa” cuando los estudiantes son más jóvenes. “La secularización significa que las personas tienen una vinculación religiosa cada vez más débil. Los niños que ahora están en las aulas de Infantil o de Primaria ya son hijos de unos padres que a su vez ya tuvieron otros padres que ya hicieron poca transmisión en el ámbito de la religión”, señala.

José Durán, profesor de Sociología en la Universidade de Vigo. José Lores

“Esto está pasando desde hace tres décadas, pero cuando ya tenemos padres que ya no ven el mundo a través de valores religiosos y no tienen intención de transmitírselos a sus hijos, lógicamente esa tendencia cada vez va a más”, incide. “Por tanto, que se reduzca la matrícula en esas edades no resulta sorprendente; lo sería si sucediese lo contrario”, señala.

No exactamente lo contrario, porque no se registran incrementos tan acusados, pero la etapa que ha visto engordar los estudiantes matriculados en Religión es la de Bachillerato. En concreto, entre el curso 2017/2018 y el actual, los alumnos que han escogido esta materia se han incrementado un cinco por ciento, desde 11.942 a 12 558.

En la lectura del dato, el sociólogo admite que puede haber influido que con la reforma educativa de la Lomce, ahora ya superada por la Lomloe, el hecho de que la Religión fuese una materia evaluable y que además el desempeño contase para el expediente.

En conjunto, las aulas gallegas perdieron casi 15.500 alumnos de Religión en tres años, un 8%, similar a la registrada en el ámbito estatal, donde caída ha sido desde los 3,55 millones de 2016 a los 3,25 de 2020.

En lo tocante al futuro de la asignatura en la Lomloe, la nota ya no computará en las medias a efecto de calcular, por ejemplo, el acceso a una beca o a la universidad. Tampoco conllevará de forma obligatoria una materia “espejo”, informa Efe. Hace dos meses el sindicato FEUSO pedía a Isabel Celaá que Religión tenga “una configuración digna, un encaje normalizado en el currículo y que se imparta con un horario mínimo de dos horas semanales por curso” y denunciaba que su Ministerio “desprecia” la asignatura. Desde la Conferencia Episcopal vinculaban el descenso en inscritos este curso a la “incertimbre” generada por la Lomloe y al COVID.

Inscritos en Religión en Galicia Simón Espinosa

Un profesorado que acusa  el descenso de la demanda

Si los alumnos van a menos, los profesores también. En una década, los docentes de Religión en Galicia se redujeron un 15%. Según la Consellería de Educación, en 2010/2011 constaban 550 en primaria y 320 en secundaria, que se convertirían en el curso actual en 500 y 219, respectivamente, aunque el alumnado en la ESO ha permanecido estable, con pequeñas variaciones, en los tres años analizados.

En lo tocante al futuro de la asignatura en la Lomloe, la nota ya no computará en las medias a efecto de calcular, por ejemplo, el acceso a una beca o a la universidad. Tampoco conllevará de forma obligatoria una materia “espejo”, informa Efe. Hace dos meses el sindicato FEUSO pedía a Isabel Celaá que Religión tenga “una configuración digna, un encaje normalizado en el currículo y que se imparta con un horario mínimo de dos horas semanales por curso” y denunciaba que su Ministerio “desprecia” la asignatura. Desde la Conferencia Episcopal vinculaban el descenso en inscritos este curso a la “incertimbre” generada por la Lomloe y al COVID.



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